La sociedad senufo
La sociedad senufo, como se ha ido viendo, no puede entenderse ni describirse sin observar su tradicional desglose en castas. Los senufo, tradicionalmente, aceptan la convivencia de los distintos grupos de artesanos, entremezclados con los agricultores, sin mayores complicaciones, aunque la realidad habla de poblaciones específicas donde cada agrupación artesanal se dedica en exclusiva al trabajo gremial elegido.
Los herreros son casta aparte, es la agrupación de artesanos más importante y tan temida como despreciada por todos, pues al margen de estar considerada como parte del orden social establecido por la divinidad, asusta el poder que irradia, pues además de su habilidad, indispensable para facilitar el trabajo predominante de los agricultores, se le atribuyen poderes especiales.
Ser herrero es un derecho de nacimiento. Un herrero ocupa un lugar especial debido a su inseparable y mágica capacidad para aprovechar el fuego y las fuerzas de la tierra inherentes al metal extraído. Los herreros tienen sus propios katioulas e incluso sus propias aldeas, así como sus propias sociedades Poro con ritos similares al de los granjeros, con la salvedad de que su graduación se lleva a cabo alrededor de los veinticinco años, cinco años antes que para los agricultores.
la organización social
El que el resto de agrupaciones artesanas hayan aceptado desde tiempos ancestrales, ocupar un escalafón más bajo que el de los agricultores en la organización social, ha llevado al hecho contrastado de que incluso se les sitúe, de hecho, por debajo de los esclavos, pues estos en realidad tienen como obligación fundamental realizar trabajos, los más duros, sí, pero también en el campo; son de hecho agricultores.
Políticamente y representando los intereses y derechos de sus respectivos katioulas, los ancianos varones de cada katioula en una aldea senufo constituyen el consejo de aldea. El tarafolo, jefe de la aldea, como hemos dicho un hombre de ascendencia matrilineal de la familia fundadora de la aldea, es el jefe titular de este consejo de ancianos.
También es el sacerdote encargado de realizar el ritual de purificación ritual de las tierras de las aldeas cuando han sido contaminadas por derramamiento de sangre o muerte accidental y a su vez el responsable de asignar las tierras para el cultivo. Si bien los varones senufo dominan en la arena política, no actúan sin el apoyo y la guía de las ancianas y miembros de sakrobundi o sandogo, la sociedad de liderazgo espiritual de las mujeres.
Cualquier sociedad, por muy hermética que parezca en sus reglas, está expuesta a conflictos. Estos sobrevenían en la sociedad senufo, habitualmente ya antes de la colonización, por rencillas matrimoniales derivadas de las tensiones entre las reglas de matrilinealidad y la patrilocalización, y más raramente, pero también, por la tierra. En tales conflictos, era fundamental la intermediación del consejo de ancianos o de las adivinas de sandogo.
La colonización y el islamismo
Aguerridos, pues no en vano tardaron siglos en ubicarse y ser respetados, los senufo también tuvieron altercados con sus vecinos locales, en particular con la población mandé.
La colonización y el islamismo aumentaron aún más las tensiones en la sociedad senufo al imponer estructuras patriarcales en una cultura tradicionalmente matrilineal, así como al introducir cultivos comerciales en una economía de subsistencia tradicional, y la propiedad privada en una sociedad comunitaria, o al imponer el islam o el cristianismo a estos animistas tradicionales. Inevitablemente, estas tensiones han producido violencia con algún derramamiento de sangre, y corrupción a lo largo del tiempo.
Sin embargo, el resultado más común a día de hoy, ha sido la sincretización de las tradiciones y prácticas antiguas, dentro de la sociedad moderna senufo.
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