Máscaras Dogón
Para los dogón, el pueblo y el espacio circundante, garantizan el orden y la seguridad. Por otro lado, el bosque es un ente ambivalente en el que el peligro y el beneficio se alternan si no se les respeta y se anda con cuidado. Es el mundo de lo invisible, donde pueden encontrase todo tipo de malos espíritus vagando.
Pero el bosque es también una fuente de vida donde las plantas alimenticias y medicinales abundan, o los animales salvajes ofrecen sus peculiaridades con las que obtener clarividencia. Recordemos, cuando un dogón viaja y duerme en el monte, su animal tótem le protege.
Es difícil hablar sobre los dogón y menos de sus máscaras, sin haber leído a Marcel Griaule por muy primitivo o controvertido que se le considere o a Germaine Dieterlen entre otros. Creo que es patente que ellos sí aportan datos en los que los demás nos basamos si no copiamos y que desde luego usamos.
*Nota: Germaine Dieterlen y Marcel Griaule escriben ‘Dios del agua’, siendo criticado el libro por Walter van Beer y siéndolo este a su vez por Genevieve y todos por Kapucinski.
Las máscaras según los Dogón
“Las máscaras son giri so la ‘cara de la palabra’ con las que se regala ese primer conocimiento a los niños, adolescentes circuncidados que comienzan la instrucción y a los extranjeros. Que ellos clasifican como so dayi, la ‘palabra clara’ o aduno so, la ‘palabra para el mundo’. Esta trasmisión de conocimiento se efectúa en cuatro pasos en función del nivel que se aprecie en el interlocutor, giri so, benne so ‘segunda palabra’, bolo so ‘palabra de vuelta’ pues se admiten preguntas y so dayi. Damá significa prohibido, pero implicando que es a partir de ahí, que el luto y sus prohibiciones quedarán levantados”. Griaule 1952, pag 27
También indican que el término imina que traducen como ‘máscara’, no es solamente esta, sino todo lo que conlleva el danzante desde la punta más alta de su cabeza hasta sus pies.
Otra peculiaridad es el silencio en comparación con otros pueblos limítrofes, pues apenas se oyen voces que no sean los puntuales gritos rituales que como órdenes, se emiten acompañando e indicando cada momento. Todos los varones, todos, tengan 59 años o sean niños pequeños que puedan caminar están disponibles y listos para desfilar en el sigi.
Uso de las máscaras Dogón
Hay máscaras intemporales al igual que temporales, de mujer blanca, turista o policía que no vuelven a ser bailadas, lo contario a las máscaras ancestrales que marcan hitos y dogmas, creencias y soluciones atemporales al mundo y sus gentes.
Usan para las máscaras cuatro colores que coinciden con los elementos, el negro el agua, el rojo el fuego, el blanco el aire y el amarillo u ocre la tierra, son kize nay, ‘las madres’, las matrices mediante las que Amma creó el universo.
“Hay tres máscaras primordiales que conviene resaltar, la Amma tâ la Kanaga y la Sirigue”. Griaule 1938, pags. 470 a 596.
El Damá es la ceremonia que propicia el que se tallen nuevas máscaras para que se muestren y sean bailadas. Los trajes de fibras con los que se cubren los bailarines, se confeccionan y pintan en el bosque o el monte. Las máscaras de madera se tallan, ocultas a los ojos de todos, en cavernas especiales o lugares donde no se permite el paso al no autorizado.
Para alcanzar sus plenos poderes mágicos, han de ser sometidas a diversos rituales; en Sangha por ejemplo, el Wala Banga, realiza un sacrificio por todas las máscaras en el Wala, el altar de las máscaras. Los propietarios de las máscaras no participan.
fuera de un contexto ritual
Sin embargo cada individuo, hará sacrificios en su altar particular con el fin de buscar la protección contra la brujería y con el propósito de que todo discurra adecuadamente. En otros pueblos, los propietarios de máscaras que lo deseen, suelen buscar esa protección, a través de la intervención de los oficiantes principales de la mascarada.
Hoy en día encontrar máscaras talladas fuera de un contexto ritual, se ha convertido en cosa frecuente. La venta de tales objetos a los turistas no comporta problema alguno.
Lo que no sucede cuando la máscara esta en pleno proceso ritual, activa, pues su venta puede tener consecuencias, debe realizarse con sumo cuidado y requiere precauciones y actos de desactivación.
La máscara Satimbé
Los mitos dogón tal como fueron relatados por Marcel Griaule, esto de momento nadie lo pone en duda, nos dan una buena idea en cuanto a la importancia de ciertas máscaras.
Esta máscara representa a Yayeme, la mujer que, en los tiempos míticos, capturó a Albarga el guardián y robó las máscaras a los Andumbulu, seres sobrenaturales.
Un día, estos se encontraban bailando en la selva y ella los sorprendió. Salieron huyendo pero dejaron atrás sus máscaras y los trajes rituales confeccionados con fibras rojas, extraídas del abundante ‘hibiscus siriacus’, o rosa de Siria. Yayeme se disfrazó cubriéndose con uno y regresó al pueblo.
Durante cierto tiempo ella lo estuvo utilizando, pues le servía para protegerse y asustar a los hombres, con lo que nadie la importunaba. Pero un día alguien la descubrió y los hombres de su aldea la requisaron todo, Albarga incluido, y lo escondieron en una cueva, la cueva sagrada de Albarga, en YouGo Dogorou.
Yayeme
Según ciertas tradiciones Yayeme llegó de la aldea de Yendouma dedonde era originaria.
Después de estos hechos, Yayeme por descubrir las máscaras fue reconocida como ‘Ya Sigine’, la hermana de las máscaras. Hoy en día la sacerdotisa Ya Sigine es la única mujer que tiene un papel activo durante los rituales enmascarados. Ella es también la única mujer por la que se llevarán a cabo bailes enmascarados en su funeral.
Las mujeres están completamente excluidas de todos los rituales relacionados con las máscaras y durante los bailes, ellas, junto a los no iniciados, tienen que observarlos desde una calculada distancia para que no les perjudique, pues creen que les produciría infertilidad y mal de ojo.
Sirige, la Gran Máscara
Esta mascarada se realiza una vez cada 60 años, de los de ellos, entre 53 o 54 años nuestros, con ocasión del Sigi.
Este ritual dura siete años.
Se inicia en YouGo Dogorou y se mueve por la escarpadura hacia el suroeste. Desde hace mucho tiempo el Sigi termina en la meseta, en la aldea de Songo. Esto quedó certificado en 1972, cuando Jean Rouch, a propósito de su documental sobre: ‘Amadingue Dolo, el final del jefe de las máscaras y de Diangouno Dolo, elfinal del jefe de Sangha’, que observó y filmó, documentando cómo el ritual terminaba en Songo.
La gran máscara, Sirige, suele estar tallada en una sola pieza de madera y tiene una medidas de varios metros de longitud. Se parece a una tabla con una máscara esculpida en su extremo inferior.
Amma
Aunque muchos creen que a través de ella Amma envió los dones a los hombres para instalarse en la tierra, los historiadores y expertos mantienen que, como antes recordábamos, de acuerdo con los mitos dogón, la muerte no existía, solo sucedía que los hombres se transformaban en serpientes. Sin embargo, tras la ruptura de un precepto, los dogón fueron castigados y expuestos a la muerte.
La gran máscara representa el primer antepasado que murió con dicha forma. Es el receptáculo del alma del ancestro. Su forma alargada representa a esa serpiente. El trabajo de calados y dibujos, representan escamas que en la vida de los fallecidos se le presentaron y cual camisa, ellos también supieron soslayar.
Cada 50 años una nueva gran máscara Sirige se talla en sustitución de la anterior. En esta ocasión, los dignatarios de la Sociedad de las Máscaras, enseñan a unos cuantos jóvenes elegidos previamente, los secretos de su sociedad.
olubaru
La gran máscara solo dejará su refugio, con ocasión del funeral que se celebre por un importante dignatario, es decir, por un olubaru. Se hace un orificio en el techo de la casa del difunto y la máscara se coloca a través de él. La parte superior de la máscara se puede ver desde muy lejos. La máscara corresponde a la que fue tallada en presencia de la persona fallecida cuando él era todavía un olubaru en el último Sigi.
En gran parte de la literatura etnográfica se traduce ‘Gran Máscara’ como máscara Imina Na. Sin embargo, Imina Na es el nombre dado a la ‘voz’ de la gran máscara y no a la propia estructura de madera. La voz de la máscara se consigue mediante una cuerda sujeta por un extremo a dos piezas de madera o de metal, por lo que parece el silbido de un torbellino de los de aquella zona, sobre la cabeza.
“Dependiendo de la región, el nombre dado es o Wara o Dannu. Originalmente el Dannu, palo de madera, y el Buguduru, cono de arcilla, forman la base contra la cual el Wara se inclina”. ‘Masques Dogons’. M.Griaule – página 745.
Con el transcurrir del tiempo, una serie de pueblos abandonó la talla tipo Wara y lo reemplazó por la Dannu. Aunque en la actualidad es conocida por todos como máscara Sirige.
Otros testimonios recogidos en otras zonas, hablan que la Gran Máscara representa además un Ginna, la casa de la gran familia.
Evolución de la máscara Sirige
La máscara mide varios metros de longitud y se necesita un hombre, joven o adulto pero muy fuerte para maniobrar con este tipo de máscara. Aunque parece que en su origen no estaban destinadas a ser bailadas, hace ya un par de siglos que se sabe de sus evoluciones. Los bailarines son capaces de saltar y hacer movimientos giratorios con la cabeza hacia adelante, hacia atrás y hacia los lados, rozando el suelo y marcando surcos, sin romperlas. Estos movimientos requieren una fuerza física que no todos los bailarines poseen.
Un esposo que tenga a su esposa embarazada nunca usará un traje con las fibras rojas habituales, pues traería un gran peligro, dado que para los dogón el color rojo representa la sangre menstrual.
En determinados círculos, casi siempre mercantiles, a esta máscara se la denomina ‘de pisos’, pues ciertamente se necesitan varios para mostrarla, y en ellos se suele decir que es por la que Ammá trasladó los dones a los hombres desde el cielo.
Si una máscara se rompiera mientras se realiza el baile, los bailarines y los dignatarios de la Sociedad de las Máscaras, tratarán de ocultar la reparación de la vista de los espectadores. Las máscaras son objetos mágicos y cualquier intervención necesita del secreto.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
Deja una respuesta