Mercado en la etnia Bamana
Es muy importante el mercado en la etnia Bamana, donde aparte de trocar o vender cultivos también se muestran manufacturas con idéntico propósito, además de servir de información sobre cómo y con qué realizar determinados trabajos. Pero además es un importante centro de socialización e información pues de ahí salen las nuevas relaciones y se trasmiten sucesos o novedades. Por tanto los días en que se celebra son especialmente esperados.
Retrotraigámonos a un periodo donde la información aunque colonial y por tanto interesada nos aporta datos fiables y podemos quitarle ese velo, para acercarnos a la realidad.
Edmond Fortier
El ‘Legado Edmond Fortier’ nos dice:
<< “En 1906 Bamako se preparaba para recibir la estructura administrativa del gobierno de la colonia del Alto Senegal y Níger. La ciudad de Kayes, a orillas del río Senegal, había sido colonial durante muchos años. Después de décadas de trabajos de construcción, el ferrocarril que conecta Kayes con el río Níger llegó en 1904 a Bamako, un lugar elegido para ser la nueva capital.
El palacio de gobierno, Koulouba, todavía en uso en la actual República de Malí, se estaba construyendo en el llamado punto F, en lo alto de la montaña desde donde Fortier fotografió el panorama de la ciudad. Alrededor de 6.000 personas vivían en Bamako en ese momento, de las cuales solo 162 eran europeos. Como escala o punto final, el destino preferido para las personas que abandonaban la condición servil, la esclavitud, era Bamako, donde había trabajos.
mercado de Bamako
La parte cubierta del gran mercado de Bamako había sido reconstruida por la administración francesa y en 1906 se cobró un alquiler a los comerciantes locales instalados permanentemente allí. En el exterior, el gran movimiento se debió a las ofertas de bienes y alimentos en pequeñas cantidades hechas por vendedores ambulantes y mujeres. Las esteras de paja trenzadas sostenidas por varillas servían de refugio individual para los comerciantes itinerantes y, junto a ellas, reconocemos los capazos hechos de urdimbre utilizados para el transporte de productos.
Los montículos blancos dispuestos en el suelo y medidos por los varios tamaños de latas que vemos al lado en la imagen de arriba, eran probablemente la sal marina importada de Senegal y Marsella y que, de menor calidad y más difícil conservación, pero más barata que la sal de roca procedente del desierto, penetró poco a poco en los mercados de Sudán.
Koré Dugaw en el mercado de la etnia Bamana
La mayor parte de la población de Bamako era de origen Bamana, un subgrupo Malinque, y la agricultura se practicaba en las afueras de la ciudad. La actuación fotografiada por Fortier, un ritual de la sociedad Ciwara, tiene lugar antes de la siembra y en el momento del deshierbe de los campos cultivados. Estas fotografías, quizás los registros más antiguos de este ritual, son bastante interesantes porque muestran el contexto en el que se utilizaron estos objetos.
Hasta mediados del siglo XIX, Nyamina, en la orilla izquierda del río Níger, fue un importante centro de comercio y producción agrícola. Los campos alrededor de la ciudad eran cultivados por mano de obra esclavizada que producía sorgo, mijo y algodón.
Actividad comercial
Durante la temporada baja, estas personas se dedicaban a la actividad textil, hilando y tejiendo telas de algodón. También fue en la estación seca que los pueblos del desierto llegaron con sus rebaños a la región, el punto extremo sur del movimiento de trashumancia estacional.
Situada en el encuentro de las zonas ecológicas del desierto y la sabana, bañada por la gran vía de comunicación que es el río Níger, Nyamina fue un punto central en el comercio de larga distancia de África Occidental. Durante mucho tiempo parte del área de influencia del reino Bamana de Ségou, la localidad fue conquistada por Umar Tall en 1860 y, a partir de entonces, con las sucesivas guerras, fue perdiendo su importancia. Dominada por los franceses en 1890, en 1906 la ciudad aún conservaba parte del dinamismo..
Hay certidumbre de que en la ciudad coexistieron las creencias animistas con los islamistas, pues la mezquita de adobe, con su erguido minarete, se erigió cerca de los estanques donde vivían los míticos varanos sagrados. De las ‘inmensas excavaciones’ mencionadas en la leyenda fue de donde los habitantes de Nyamina retiraron la tierra utilizada para edificar.
Mercado de Nyamina
La actividad del mercado de Nyamina fue descrita en detalle en 1863 por Eugène Mage, un oficial de la Armada francesa y explorador, enviado por Faidherbe a la región para establecer contactos con El Hadj Umar Tall. Aunque se refiere a un período muy anterior a la llegada de Fortier por la localidad la narrativa de Mage dialoga con los registros del fotógrafo:
“En Yamina, ahora Nyamina, como en todas las grandes ciudades, el mercado funciona todos los días; pero hay un día de la semana en que el mercado es más grande, y en ese día, desde los alrededores y a veces desde lugares distantes, vemos que fluyen personas y mercancías, como compradores y vendedores de rebaños.
la sal de Tichit
Vimos en Yamina el espectáculo de uno de estos días de comercio, y teniendo en cuenta que la ciudad está hoy en ruinas, y las caravanas ahora solo llegan de vez en cuando, pudimos hacernos una idea de cómo se desarrolló el momento en que mil camellos llegaban a descargar la sal de Tichit, mientras cientos de burros con trescientos o cuatrocientos porteadores llegaban de Bourè, a menudo viniendo de Sierra Leona con sus cargas sobre las cabezas.
El mercado es una gran plaza cuadrada alrededor de la cual se instalaron, de manera aleatoria, pequeños porches. …Bajo estos refugios vemos a uno, dos e incluso tres mercaderes sentados en colchonetas, sacando adelante, sobre otras esteras o colgando de cuerdas, sus artículos comerciales: sal, cuentas de vidrio, telas, papel, azufre, municiones para rifles, anillos de cobre o plata para las orejas, la nariz, los dedos de los pies y las manos, cinturones, diademas trenzadas con abalorios, tejidos de algodón autóctono, desde paños más gruesos hasta mantas, túnicas y albornoces de la más alta calidad. …Vemos, un poco más adelante, mujeres que restauran calabazas agrietadas o perforadas.
telas Ségou en el mercado en la etnia Bamana
En la imagen de abajo del mercado de Nyamina podemos ver, colgando, varias telas conocidas como ‘telas Ségou’, producidas en la región. Un relato de Emile Baillaud, publicado en 1902, explica:
“Entre Bamako y Moptí está la zona más importante donde se trabaja el algodón. Las telas fabricadas en esta parte del río Níger se llaman mantas o paños de Ségou, sin duda porque Ségou es la ciudad que más intercambia con los diversos mercados interiores. Pero la ciudad no tiene de ninguna manera el monopolio de la fabricación de estas telas, e incluso es el lugar en Níger donde se fabrican menos. Parece que es en la orilla izquierda del río donde se producen la mayoría de las mantas y telas.
Los lugares donde hay más telares son sin duda Banamba, Nyamina y Sansanding. Los llamados ‘tejidos Ségou’ están todos teñidos con añil. La más común es la ‘manta de Ségou’. El fondo es azul, adornado con rayas blancas. Un diseño ampliamente adoptado es el ajedrezado con grandes cuadrados.
Algodón
En la fotografía de más arriba vemos a dos mujeres que, cogiendo material de las calabazas, preparan bolas con las manos. Fortier explica que: “son vendedoras de ‘bolas de arcilla blanca para que giren los árboles de levas’. El producto, sin embargo, no era de arcilla.
Charles Monteil, en ‘Le coton chez les Noirs’, comenta:
“Para facilitar el movimiento entre los dedos de la mano derecha del alambre de la máquina de hilar, los africanos los impregnan con un polvo blanco hecho con huesos calcinados pulverizados, luego los aglutinan en pequeñas bolas, que se venden en todos los mercados locales”.
Desgranando el algodón en el mercado de Nyamina. Edmond Fortier | Cardando el algodón en el mercado de Nyamina. Edmond Fortier | Hilando el algodón en el mercado de Nyamina. Edmond Fortier |
Proceso artesanal del algodón
Las tres fotos precedentes muestran, como se anuncia en los subtítulos, los pasos del ‘trabajo de algodón nativo’. No hay ninguna indicación de la ciudad donde se tomaron las fotografías, pero si tenemos en cuenta los datos de Emile Baillaud citados antes, podemos suponer que tuvieron lugar en Nyamina o sus alrededores.
Al parecer, el grupo trabajó en el mismo lugar, ya que podemos ver las urdimbres estiradas en los telares en el fondo de la imagen que representa los árboles giratorios. Estos documentos son muy interesantes porque, además de destacar las técnicas productivas de la región, aportan mucha información sobre las relaciones sociales y las transformaciones en curso durante el paso de Fortier por el centro de las orillas del Níger.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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