Introduccción
Foto de la llamada ‘Paleta Narmer’. Las dos caras de la placa de pizarra tallada con bajorrelieves, descubierta en 1898 por Quibell y Green en el templo de Horus de Hieracómpolis, Nejen. Actualmente depositada en el Museo Egipcio de El Cairo. Existen diferentes interpretaciones sobre su posible significado, tanto políticas, se dice que Narmer o Menès, unificó el Antiguo Egipto, como religiosas. Creo que sin ni intentar averiguar su significado, sí es curioso para los que indagamos sobre los pueblos de más al sur, ver que abundan cabezas de grandes bóvidos; la manera que desde sin perspectiva se interpreta reflejado en mayor tamaño el personaje principal; o el símbolo que forman los agirafados cuellos de las leonas capturadas.
Algo que podemos observar ahora en cualquiera de los trabajos sobre diversos pueblos subsaharianos, donde se visualizan potes cerámicos o metálicos, fachadas, puertas, escarificaciones u otros símbolos, claramente derivados de estos u otros más, reflejados en otras obras similares. Lo que muestra, una vez más a quién aún dude, que las migraciones africanas de los actuales pueblos, sí salieran de esta región.
Menès o Narmer
Menès o Narmer, era rey del Alto Egipto y parece que sucesor del conocido como Horus Escorpión. Conquistó el Bajo Egipto en la zona del Delta del Nilo, donde instauró la capital en Ineb Hedy, la ‘Muralla Blanca’, ahora Menfis. No se pone en duda que fue el primer faraón del Antiguo Egipto y fundador de la Iª Dinastía en el año 3050 antes de nuestra era. Cuando en el 900 de esa misma era, los griegos penetran desde la Península Arábiga en estas tierras, debido a su piel llamaron a sus habitantes Aithiopes, ‘Negros’, y al territorio Aithiopía, ‘País de Negros’.
De aquí, parte el que al refugio de territorio más amable en cuanto a gentes, orografía y clima, gusten de acudir aventureros, que cuentan increíbles historias que avivan la imaginación de filósofos hoy los llamaríamos antropólogos, literatos médicos y otros expertos y avezados helenos como lo fueron Heródoto y Hesíodo y que acaban por concitar a todos ellos y de otras regiones o países, en lo que finalmente fue algo así como la primera universidad libre para el conocimiento.
África
África no sólo fue cuna de la humanidad, sino también de los conceptos vitales, filosóficos decimos ahora, y embrión de lo político y religioso. Si el orígen del hombre queda establecido en la región de los Grandes Lagos, donde salieron las primeras migraciones de los Negros africanos, siguiendo los dos brazos del río Nilo, el Blanco y el Azul, y su confluencia, dispersándose; llegaron y se asentaron algunos en Kemit, ‘país negro’, donde fundaron los primeros grandes imperios de la humanidad:
El imperio del antiguo Egipto, del 3500 al 2000, y luego con mestizaje de gentes de origen árabe, el imperio del medio Egipto, del 2000 al 1580 y el del nuevo imperio de Egipto, del 1580 al 1100, antes de nuestra era.
Permitidme un extracto de la enciclopedia ‘Historia General de África’:
“En el transcurso del tiempo, por medio de una transformación onomatopéyica del término khi-khu-Phtah, el templo del dios Phtah cuyas paredes estaban cubiertas por representaciones de ovejas, entre otros animales, Aithiopía se convirtió en Aíguptos, Egipto. Si tenemos en cuenta que el término ‘aguto’, oveja en lengua yoruba, una de las culturas extensas que habita actualmente Nigeria, es evidente que los mismos Athiopes, los Negros, designaban a dicho templo con el nombre de los ‘animales representados’ y que la emigración de los Yorubas es posterior al contacto que tuvo Egipto con los griegos“.
los imperios egipcios
Y de otro extracto:
“Sólo habría que recordar que todos los imperios egipcios fueron gobernados por más de 31 dinastías de faraones negros. El primero de ellos fue Narmer o Menès que, por primera vez, logró unificar el Alto y el Bajo Egipto, y del que, de acuerdo con los rasgos característicos de los restos arqueológicos de su busto se puede afirmar que pertenecía a la cultura de los Hutus. Lo mismo que Seti I, su hijo Ramsés II y su descendencia pertenecían a los Tutsis…”
Como no he visto el busto y los hutus tutsis y resto de pueblos bantúes, sin contar estilos de pelo, vestimenta y gusto por determinados adornos, morfológicamente me parecen iguales, me inclino a no opinar, pues no sé.
Como vemos, mucho se sabe de los pueblos que siglos antes de nuestra era produjeron escritos. Griegos y romanos fundamentalmente en nuestro entorno. Sobre otros, alguno tal vez más antiguo, con grafismos más difusos para el concepto europeo, como asirios caldeos o egipcios, de los que parece que se sabe mucho pero tanto como parece estar aún oculto. De todos estos, pero entre otros tal vez los que más interés despiertan, están los egipcios en su época faraónica.
el doctor Zahi Hawass
La máxima autoridad egipcia en el tema, el doctor Zahi Hawass, tras los últimos descubrimientos y al frente de un grupo internacional, se propuso en 2016 desvelar quién era el padre de uno de los faraones más famosos, el conocido comúnmente como Tutankamón. Se realizaron escáneres y análisis con las últimas tecnologías por los máximos expertos mundiales. Se reconocieron diversas filiaciones entre un sin número de momias y se especuló, sin afirmar, que la momia KV55 la del faraón Ajnatón, podía ser; pero también la de Smenjkare; y por lo que sé no se descartó a Seme Netjara, que no tengo claro no sea el mismo. Parece haber menos dudas con la conocida como Dama Jóven, la momia KV35YL, la reina Kiya, como madre de Tutankamón.
Y qué tiene esto que ver con el tema que nos trata que son los Luba, un comparativamente insignificante pueblo africano? ¡Nada! Solo apuntar que el costo de lo citado anteriormente, conocer al padre del antedicho faraón con claro interés arqueológico y etnográfico, supera a la cifra que con propósitos antropológicos y o etnográficos se ha dedicado desde que se realizan estos estudios sobre los pueblos subsaharianos en su conjunto, que no los derivados de lo que potencialmente podían producir sus recursos.
Tal vez por eso, y a pesar del enorme interés de innumerables expertos y arrojados o apasionados por el ser humano simplemente que se han involucrado, con recursos de universidades o fundaciones, o los propios numerosas veces, no es de extrañar, que la difusión de lo conocido sobre los pueblos del norte, supere con creces a lo que sabemos de los pueblos del sur.
Y no hay mayor pecado que la ignorancia y peor aún la desidia por saber.
Pueblos Luba
El término Luba, en plural o con significado de pueblo, BaLuba, se aplica a una variedad de grupos que, aunque con orígen común bantú, tenían diferentes procedencias. Habitaban lo que ahora sería la depresión, el valle: planicies, zonas pantanosas y lagos, que forman la parte alta de la cuenca del rio Congo, forjando lo que sería la Cultura Upemba, de la que se encuentran restos arqueológicos desde el siglo III, aunque existen evidencias de que la zona ya estaba habitada al menos desde el siglo V antes de nuestra era.
En torno al siglo V y en los pantanales de la llamada Depresión Upemba, hoy la zona sureste de la R.D. del Congo, regiones de Katanga, Kasai y Maniema en las que hay reminiscencias de la confluencia de estas gentes, que cooperan para construir y mantener diques mediante un sistema de zanjas de drenaje; lo que hizo posible que esta colaboración comunitaria redundara en múltiples beneficios, como las repesas que a modo de piscifactorías les surtía de pescado durante las estaciones secas.
En el siglo VI, unidos como pueblo y conocidos ya como los Luba o BaLuba, eran estimados como comerciantes afamados, distribuyendo sal, aceite de palma, pescado seco y manufacturas del hierro. Productos con cuyo beneficio intercambian por cobre, cuentas de vidrio, caurís del Índico y carbón vegetal fundamental para sus fundiciones.
el siglo VIII
Las escorias encontradas datadas sobre el siglo VIII dan a entender que conocían bien el hierro y sus manufacturas transaccionando con ellas, y que compartían muchos rasgos culturales comunes y estaban agrupados.
En el siglo XIII se puede hablar ya de un pueblo, compuesto por pequeños cacicazgos dispersos por la zona, que en el XV se aúnan en lo que sería el germen del posterior Imperio Luba.
Hablaban idiomas estrechamente relacionados, que acaban construyendo lengua propia conocida como TshiLuba o KiLuba, que luego desdoblan.
Si profundizamos en los primeros orígenes de estos pueblos hay que retrotraerse a la Era Kamilambian de entre el siglo VI al VIII, la Kisalian del VIII al X y la Kabambian desde el X al XIV; donde en la primera se han encontrado restos cerámicos sobre tumbas, en la segunda cerámicos y férricos con forma de cabezal de hacha, y en la tercera la introducción del metal, cobre y pruebas de aleaciones, llegando a conseguir finos hilos de cobre que encordaban y con los que remarcaban, aseguraban o decoraban nielando el mismo tipo de objetos de madera o cerámicos pero con una finura que demuestra el enorme grado tecnológico que llegaron a desarrollar, alumbrando además un floreciente negocio de joyería con exquisitos diseños de collares, brazaletes o pequeños recipientes
trabajos arqueológicos
En los trabajos arqueológicos se han encontrado cubiertos y protegidos por limo, restos de antiguos asentamientos que hablan de que la gente Luba se agrupaba en aldeas junto a las orillas de los riachuelos y lagos que inundan periódicamente la Depresión de Upemba a la altura de las tierras altas del sur de la región de Shaba, donde las casas se sustentaban como palafitos, sobre las bases que a modo de islas formaban los densos acúmulos flotantes de vegetación sustentados por los largos troncos de los innumerables papiros, y estaban hechas de entramados de juncos reforzados con zarzas sobre las que se adosaban pellas de limo verdoso, que resistían de mejor manera los cambios entre las crecidas de la época de lluvias y la del tórrido sol de la sequía.
Aprovechando los desniveles de profundidad de las correntías, los Luba diseñaron y construyeron diques de hasta casi tres metros de altura con un sistema de tolvas para drenaje, que les permitía a voluntad regular terrenos para dedicarlos a la agricultura o retener y criar peces pudiendo hasta trasvasarlos en función de su tamaño.
La gran calidad de sus productos no tardó en propagarse por el entorno, atrayendo la demanda desde regiones impensadas, lo que posibilitó que muchos Luba se dedicaran al comercio.
la orografía del territorio Luba
La gran afluencia y trasiego llevó a que se creara un sistema de contraprestación que equivaldría a un diezmo o tributo, por el que en cualquier transacción efectuada desde territorio Luba, fueran manufacturas metálicas, cerámicas, productos de la caza o pescado, tuviera que entregarse un precio reglado al jefe de linaje o a los vigilantes que custodiaban las fronteras.
Aunque estas fronteras las formaban la orografía, pues podía estar antes de un risco o el cruce de un río o lago como el Upemba, se necesitaba por tanto de un paso que había que mantener o crear mediante desbrozados, canoas o puentes. La realidad es que instituyeron gravámenes para cada movimiento de entrada o salida del territorio Luba, lo que a su vez conllevaba cierto control.
Era Kamilambian del VI al VIII siglos | Era Kisalian del VIII al X siglo |
En el transcurso del siglo XVII, gracias a la interrelación que conllevaba el comercio de sus productos y en ese momento la demanda de marfil, los pequeños reinos que formaban el incipiente Estado se aunaron, decidiendo una organización política más jerarquizada y estable a cuya cabeza se establecen bajo el liderazgo de un rey que accede a dicho cargo por sanción divina, que escogían un grupo de personalidades conocidas como BaLopwe, ‘los elegidos’, intermediarios entre los vivos y los espíritus y antepasados, que determinaban quién sería el nuevo MuLopwe, o rey,’ el ungido’, ‘alguien singular’.
MuLopwe
Este MuLopwe, afianzaba su jerarquía sobre tres premisas:
- – Era el que nombraba a gobernadores, subgobernadores y caciques locales directamente.
- Recibía de ellos tributos y regalías, que después redistribuía entre sus más leales o poderosos, de manera que se creó un sistema clientelar de comercio controlado por el estado.
- Era a su vez el líder espiritual más significativo, pues controlaba la BamBudyeo MBudye, hermandad místico religiosa secreta a la que debían pertenecer todos los jefes y funcionarios. Dicha hermandad incluía tanto hombres como mujeres, lo que acabó por convertirse en privativas de determinadas familias y clanes, unidos por parentesco.
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