Relatos orales Kongo
Todos los pueblos africanos, al no escribir, recurren como en una Europa de épocas no tan lejanas, a los relatos orales. Esa trasmisión aún se propaga entre muchas zonas del enorme territorio rural.
Jan Vansina, el eminente historiador de la zona, da unas pautas para saber cómo interpretar esas tradiciones en numerosos de sus informes, pues la realidad es que en muchos sitios se tiende a adaptarlas y mitificarlas, y donde no, por lo que de una a otra década y zona pueden variar notablemente.
Pero dejemos que hablen primero ellos y luego sacamos conclusiones. Se sabe que los Kongo desde antiguo y en sus actuales tradiciones orales mantienen diversas versiones, en una se parte de la afirmación de que según la historia:
“La raza negra proviene de Etiopía descendiendo de Bena Kongo, cuyos hijos bajaron del cielo procreando y poblando esa tierra. Eran pues hijos de la tierra. A partir de ahí, sus ancestros se extendieron por Nubia, hoy Egipto, en Madiani; Kanana actual Israel, e incluso en Nzambu la actual India, entre otros.
Así, comenzó la gran migración Bena Kongo desde Etiopía hacia el sur bajo la dirección de Mbir Djulu, el Águila Real, quien ordenó a la gran mayoría de Bena Kongo que abandonaran el Norte dirigiéndose hacia el corazón de África, actual Congo, Gabón, Angola… a través de Zimbabwe.
Desde Zimbabwe, parte de los Bena Kongo se dirigieron al desierto de Kalahari, más al sur donde se mezclaron con los hotentotes y los bosquimanos generando a la gente Punu y Zulú, poblando Tanzania, Mozambique, Zimbabwe, Botswana, Sudáfrica, Namibia, Angola, R. D. del Congo, R. del Congo y Gabón”.

Versiones de tradiciones orales
Otra afirma que:
“La raza Nilotica de Kwafi Maasai del Zambezi Zambezi está ubicada en el sur de la República Democrática del Congo en Tanzania y Zimbabwe; los Kwafi Maasai todavía existen hoy en día. Esto genera una pregunta, ¿se pueden encontrar similitudes con los pigmeos? En Swahili, Kwafi*3 es una referencia a los que han venido de otros lugares…. De acuerdo con la historia sobre el origen se puede afirmar que todos los punus*4 derivan de una sola familia… ¿Cuánto tiempo tarda una familia de nueve hijos en engendrar alrededor de 500 000 personas y poblar ese territorio? Seis, 6 siglos”.
* Nota 3: Aquí ellos entienden un vacio de información que habría que llenar.
* Nota 4: En esta traducción, literal, del texto de referencia, ceo que el autor al referirse a todos los punus, se refiere o quiere dar a entender que estos derivan o son un subgrupo kongo.
Un tercer relato cuenta que:
“Los orígenes punu, se enraízan en el Reino Kongo en la región de Kongo dya Luangu o Kongo dya Mpanzu, tercera provincia del reino, dirigiéndose desde ahí a la montaña sagrada de Kongo dya Ntotela fundando la ciudad de Mbanza kongo o Mbanza yenge ‘ciudad de la paz’, en la actual Angola. Tras lo que la migración se dispersa…”
la transmisión oral
No hay tradición escrita, y la transmisión oral ya hemos visto que no es del todo fiable, pues a la pérdida de aquellos primeros trasmisores, se suma la distorsión provocada por el boca a boca y la imaginación. Debemos reconocer sinceramente que quedan pocos elementos científicos para apoyar cualquier tesis.
Y que son los trabajos más actualizados aquellos de los que nos valemos. Debido a esto, ellos mismos dicen que: “No hay exegetas y es necesario ahondar aún más sobre estos relatos”. Y promulgan que: “Dichas tradiciones hay que preservarlas y transcribirlas con rigor epistemológico para explicar hasta donde les han llevado sus migraciones”.
El origen del nombre Kongo no está claro, y se han propuesto varias teorías. Alisa LaGamma propone, con criterio, que puede provenir del término n’kongo, antigua palabra coloquial de la región que significa ‘cazador’. Samuel H. Nelson en época colonial pensaba que la palabra kongo hacia referencia a ‘los reunidos’.
Douglas Harper
Douglas Harper en su libro ‘Esclavitud colonial’ afirma que kongo significa ‘montañas’ en lengua bantú, siendo la raíz que se acopla a los nombres de todo el entorno orográfico, montañas, rio que nace y fluye entre ellas y países que baña.
A finales del siglo XIX e inicios del XX se impuso el describir a los pueblos de acuerdo a como ellos mismos se hacian referencia, lo que para los africanos no era otra cosa que mediante prefijos referirse al individuo o al grupo, utilizar por tanto el singular ‘m’ o ‘mu’ y el plural ‘b’ o ‘ba’, prefijos que utilizan todas las lenguas bantúes.
Ciertamente a la gente kongo se la ha mencionado con apelativos diversos en los documentos y literatura colonial fuera esta portuguesa, francesa o belga, a lo que aparte del idioma habría que sumar la ubicación, recordemos el inmenso territorio que conformaba el Reino, dando pie todo ello a términos como Esikongo cuyo singular es Muesikongo o Mucikongo, Mwisikongo, y si ya en Angola, Madcongo y Moxicongo.
A eso también habría que sumarle como se llamaba a los kongo esclavizados en los distintos lugares del continente americano, aunque ya en los mercados centrales del Caribe, los misioneros cristianos les aplicaron particularmente el término Bafiote, singular Mafiote a aquellos esclavos cuya procedencia era de la zona litoral atlántica del reino kongo y que eran Vili o Fiote mayoritariamente.
Como ya desde origen se les había denominado de esta manera, el vocablo bafiote o mafiote, se popularizo otorgándosele a cualquier esclavo, pasando, posteriormente, a usarse para referirse a cualquier ‘hombre negro’ en Cuba, Aruba, Barbados, Jamaica, Santa Lucía, La Española y resto de islas y zonas costeras del continente americano en la época colonial, en manos de gobernadores o administradores de los intereses coloniales europeos.
El término Congo
Esto indica que el número de cautivos kongo, componía sin duda el grupo más numeroso, que se identificaba en gran medida por hablar idioma o dialectos inteligibles entre sí. Claramente bafiote, mafiote o simplemente fiote pasó a ser un término de tintes peyorativos.
El término Congo, las lenguas con origen latino no son propensas a utilizar la k, fue divulgándose más ampliamente identificando a esas personas de habla quicongo, como dicen los portugueses o según anglosajones o alemanes kikongo, que esclavizadas, cuadruplicaban en número a los blancos, en esa América en donde todos estaban asentados.
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