Yapɛrɛ
Ya hemos visto en capítulos anteriores, estos Yapɛrɛ o altares, cuyo número alcanza los 266 y que guardan en envoltorios de piel de cabra o paños de algodón. Sus rituales y sacrificios al igual que casi todas sus otras manifestaciones, se celebran antes de la siembra, entre abril y mayo el primero y entre octubre y noviembre, tras la cosecha, el segundo.
Philippe Jespers 1976, nos ilustra al respecto:
“Estos dos importantes rituales a los que denominan Nya ka chin, ‘sacrificio del Nya’ sirven para revitalizar el poder de los Yapɛrɛ al recibir la sangre de dichos sacrificios.“
Tan complejos como largos, se llevan a cabo en secreto en el Nya tun, ‘matorral del Nya’, un recinto despejado del bosque, a una cierta distancia del pueblo.
Los sacrificios sobre los Yapɛrɛ
Los sacrificios sobre los Yapɛrɛ son diurnos y en ellos reciben la sangre de los animales sacrificados por el Mufo o ‘maestro del cuchillo’ en nombre de los habitantes del pueblo y a veces también de pueblos muy alejados del lugar de culto.
Cabe señalar que estos sacrificios solo pueden tener lugar si los Yapɛrɛ o altares, han sido llevados por los ‘caballos de Nya’, los poseídos, al Nya tun o recinto entre los arbustos. Como aseguran los Minianka, si los Nya no consiguen ‘poseídos’, los Yapɛrɛ no saldrán de la cabaña donde se guardan en la aldea, y por tanto no se hará ningún sacrificio en el Nya tun. A veces el Nya presenta inconvenientes para revelarse, por no guardar el orden preciso.
Este orden marca que los poseídos deben entrar al recinto andando hacia atrás, llevan tres Yapɛrɛ en bolsas que colocan orientadas al este frente a tres grandes recipientes situados al oeste, de manera que queda dividido el espacio por tres ejes paralelos orientados al oeste. Lo que sucede porque para casi todos los Mandé y en especial los tradicionales Minianka, todo lo creado fue realizado por donde sale el sol, el este, y se orientó así el cosmos del este, la salida del sol a su puesta, el oeste.
el Nya
El recinto del Nya, receptor de las tres bolsas, adquiere el poder simbólico de ser un espacio propiciado por la creación divina.
Con el recinto sacralizado, se procede a los rituales siguiendo el esquema preestablecido:
- Primero: se transfieren los Yapɛrɛ de las tres bolsas a los recipientes.
- Segundo: se sacrifican los animales y se vierte su sangre sobre los Yapɛrɛ.
- Tercero: se pasa a consumir los animales sacrificados entre los asistentes.
Visto esto desde fuera, puede parecer absurdo o como poco vano, pero es fundamental para ellos que el Yapɛrɛ quede situado en el espacio sacralizado y en el recipiente y posición precisos. Algo similar a colocar el cáliz en su sagrario y sobre el altar en las iglesias católicas.
Aquí hablamos de liturgia, la de ellos, que en sus bases, no es tan distinta de las nuestras.
liturgia
Esa colocación del Yapɛrɛ , se basa en el conocimiento teórico de su sistema numérico y su cartografía cósmica, los grafismos con respecto al universo y la ubicación del hombre en él, que han ido desarrollando en las etapas que de ello tratan como son el Kómó, Koré y Nama.
Aunque aparentemente cada ‘paquete’ o Yapɛrɛ parecen similares, conscientes de que no lo son, colocan cada recipiente con su Yapɛrɛ, en un orden preciso en la zona sacrificial, correlativa en su percepción con el microcosmos del universo. Posición que va en función de la clasificación de las fuerzas del universo, derivada de la ubicación de los astros en cada acto, y el propósito demandado por el que en realidad se va a proceder al sacrifico.
Esta ‘liturgia’, aprendida en las etapas iniciáticas, de cómo situar el Yapɛrɛ en el Nya tun en función del momento en que se procede a los dos grandes sacrificios anuales, parte de tradiciones muy antiguas.
la antigua tradición
Veámoslo:
Basada en su ‘numerología’, la antigua tradición, divide los altares de Nya en 3 bolsas de lona de algodón desiguales: una grande, Bwɔrɔmu; una mediana, Bwɔrɔya; una pequeña, Bwɔrɔpirɛ.
Las bolsas grande y mediana deben contener 85 objetos Yapɛrɛ, mientras que la pequeña debe recibir ‘uno más’.
- 85 objetos Yapɛrɛ se depositan en la bolsa grande o ‘bolsa madre’, Bwɔrɔmu, también llamada ‘bolsa del alma del cielo y la tierra’.
- 85 objetos Yapɛrɛ se incluyen en la bolsa mediana o Bwɔrɔya, conocida también como ‘bolsa del alma de las personas y los animales’.
- 85+1 objetos Yapɛrɛ debe contener la bolsa pequeña o Bwɔrɔpirɛ, llamadaa su vez ‘bolsa del alma de todas las cosas’.
Por concretar, 85 Yapɛrɛ se destinan al cielo y la tierra, 85 a humanos y animales y 85+1 a las cosas.
256 objetos Yapɛrɛ
Esto sumaría 256 objetos Yapɛrɛ a los que hay que sumar, los objetos rituales que orbitan en el Nya tun junto a los recipientes con las 3 bolsas Yapɛrɛ*5, como el bastón del Nya que llevan los poseídos, el anillo de la hermandad de cazadores o Nankon que se sitúa en la ‘boca de una bolsa’, la campana del Nya que sujeta en el ‘vientre de la bolsa’ anuncia cada paso, los distintos cuchillos utilizados para cada sacrifico y las calabazas en donde se recoge la sangre, deben sumar en total los 266 objetos precisos y necesarios para completar el ritual.
De manera que se cumpla la tradición que protegieron e impulsaran los Bamana y que los iniciados al Kómó tienen como jaculatoria “el misterio de la creación está en los números”.
*5 Nota: Los Minianka incluyen una cuarta bolsa, Nya ka mɔ o ‘bolsa del brazo izquierdo’ donde con precisión haya 10 objetos, donde además de los reseñados, se incluya uno que haga referencia a Nya muso, la mujer Nya.
Nya tun
Esta clasificación implica que para su realización, los 3 Yapɛrɛ se reproducen 3 veces y se distribuyen en 3 bolsas. En el momento del sacrificio, están dispuestos en 3 recipientes, al oeste del Nya tun. Para el iniciado, esto significa que cada Yapɛrɛ está involucrado en el espacio de la creación del ‘cielo y la tierra’ la gran bolsa, en el de la creación de ‘humanos y animales” bolsa mediana y en el de la creación de las ‘cosas’ la bolsa pequeña.
Los 85 Yapɛrɛ se reproducen así 3 veces según un tipo genético de clasificación que también concierne al universo, la humanidad y las cosas. Tres, 3 niveles donde el Yapɛrɛ dispone de posibilitar una importante función práctica, como asegurar la protección de los linajes, una; promover la procreación, dos; o traer lluvia, entre otras ‘cosas’, tres.
Esta triple implicación de Yapɛrɛ encuentra su propio límite, sin embargo, en que la ‘bolsa pequeña’ contiene un objeto Yapɛrɛ más que las otras dos. Este objeto Yapɛrɛ centra la atención pues se inserta de manera ‘especifica’ en la bolsa pequeña, Bwɔrɔpirɛ,del Nya.
Tabú
Sin tener claras todas las cuestiones, esta ‘especificidad’ llega al punto de que no se tiene claro de qué naturaleza es, qué posición ocupa entre los otros 85 Yapɛrɛ y de qué modo se manipula, pues por ejemplo es tabú, está prohibido, derramar sangre sobre él.
La explicación que se tiene de la naturaleza de este Yapɛrɛ que como veremos, juega un importante papel en el Nya, acuerdan y dicen los iniciados que es el interior del poder de los ‘genios’ ancestrales míticos, los Djine blew ‘genios rojos’, antepasados conocidos como Sefɛ.
El término Sefɛ, que da nombre a este Yapɛrɛ, generalmente se aplica a los espíritus ancestrales y aquí se refiere más particularmente a los primeros gemelos de Tyɛlɛrɛ, ‘la anciana mujercita’*6, según los Minianka y bien conocida entre los Bamana como Mousso Koroni.
*6 Nota: “Tyɛlɛrɛ, ‘la anciana mujercita’ estaba embarazada en el monte y no podía dar a luz, Nyɔlɛrɛ ‘anciano niño del inicio’, su hermano, preguntó a Chyɔ, ‘el enlace’, que le hizo saber que esta dificultad anunciaba el nacimiento de gemelos que serían muy superiores a ellos.
De hecho, Tyɛlɛrɛ dio a luz a gemelos anormalmente constituidos. Nacidos ‘después del término’, a los doce meses, muy pasados los normales nueve de gestación, eran siameses, dos seres en un solo tronco y tenían sus cuerpos hinchados por la lepra. Por otro lado, estaban dotados de una inteligencia deslumbrante.
Nanya
Muy rápidamente Nanya, el gemelo varón, litt. ‘hombre llegado’, ideó un plan para separarse de sus padres: murió y le dijo a su hermana, Pamanyɔh litt. ‘tráelo’, que lo llorara, lo que ella hizo. “No quería irme”, dijo, “y me estás haciendo saber ahora que nos vamos, te van a enterrar muerto y me van a enterrar viva”. Confundidos, Nyɔlɛrɛ decidió enterrarlos en el monte de todos modos, recordemos que los gemelos, siameses, están inextricablemente unidos a un solo tronco.
Pero tan pronto como comenzó a cavar una tumba, el destello de Klɛ, Klɛ yi ringɛ, lo cegó. Los gemelos aprovecharon la oportunidad para huir y establecerse en un tupido bosque del monte, bosque del que provendría la futura ‘madera sagrada’, su residencia”
Los Minianka describen a estos ‘ancestros’ como gemelos mixtos, varón y hembra, tardíamente nacidos pues su gestación duró 12 meses*7, nacidos en ‘un solo tronco y con el cuerpo hinchado por la lepra’. Él se llama Nanya, litt. ‘hombre llegado’, la otra Pamanyɔh litt. ‘tráelo’ nombre que dan los Minianka a los nacidos después del término, lo que es tenido como beneficioso.
*7 Nota: Existe un mito que cuenta cómo los Yapɛrɛ de los Nya estaban originariamente contenidos en placentas de antílopes que luchaban por dar a luz.
los primeros gemelos de Tyɛlɛrɛ
Estos gemelos, nacidos leprosos, en sus creencias dotados por ello de una inteligencia superior*8, son tenidos como genios tutelares de la aldea y primigenios propietarios de la tierra. Habitan en el ‘bosque sagrado’ llamado Kachin kan, en las afueras del pueblo, donde la comunidad les ofrece un sacrificio anual, por lo general un toro. Aunque la ‘madera sagrada’ es su residencia, pueden cambiar de lugar y entrar en la ‘bolsa pequeña’ del Nya donde se refuerzan, tras lo que ponen la ‘silla de montar’ en un ‘caballo’, o poseído, y regresan a la aldea para imponer sus prerrogativas como propietarios de la aldea y el Nya a la par.
*8 Nota: perciben la lepra como un cualificado regalo con daño colateral. Al leproso se le atribuye una inteligencia superior, más o menos teñida de astucia. Por otro lado, se dice que el Nya a veces toma la apariencia de un leproso para manifestarse a un hombre.
Estas criaturas arbustivas, nacidas de una gestación excesiva, también se supone que desempeñan un papel decisivo en todos los ritos relacionados con la fertilidad. El Yapɛrɛ que potencia la ‘bolsa pequeña’ del Nya está constituido por un colmillo de jabalí y dos piezas de oro, símbolo de la intangibilidad divina que lo anima, sólidamente envuelto todo en algodón rojo formando una bola.
la hermandad Nya
Pero, si los gemelos pueden acceder improvisadamente al receptáculo del Yapɛrɛ, también pueden ser manipulados, o incluso excitados, por el jefe de la hermandad Nya, el Nya fɔ, para provocar una posesión llamada ‘toma del caballo por el Nya’.
El Nya fɔ así accede al envoltorio Nya, mira el Yapɛrɛ colocado en la parte superior de la bolsa y recita la siguiente fórmula:
Fili, fili, fili, Kotigi, fili take, take, take, Kotigi, take Nanya, i tyan i tok byan Nanya
Gemelo Kotigi vete abajo, vete abajo gemelo, si no estás ausente, aunque tu nombre siga ahí:
Fili, fili, fili, Kotigi, fili prends, prends, Kotigi, prends Pamanyɔh i tya, i tɔ kɔ byan Pamanyɔh
Lleva a tu gemelo, lleva a Kotigi contigo Pamanyɔh si no estás ausente, aunque tu nombre está ahí.
Esta invocación, emitida de manera solemne, sugiere que el Yapɛrɛ es el receptáculo de los gemelos, Nanya el varón y Pamanyɔh la hembra, a quienes el oficiante atribuye a la par el título de Kotigi, ‘dueño de las cosas de Nya’. Esta fórmula también se establece en el momento de la fabricación de todos los Yapɛrɛ, es decir, en el momento mismo de la constitución del Nya. Todo esto le da al Yapɛrɛ de la ‘pequeña bolsa’, la ‘bolsa del alma de todas las cosas’, un estatus excepcional y justifica a los ojos de los iniciados su especial posición, ser un Kɛlɛ en el Nya.
Dieterlen y Cissé
Dieterlen y Cissé 1972:76, nos dicen:
“En la numerología Bamana, también se sabe que al igual que sucede con el número 1, situar aparte un objeto dentro de un área de culto, otorga una singularidad paralela a la del ser que representa”.
En cuanto a los grafismos:
Dieterlen y Cissé 1972:64 nos revelan que: “Entre los Bamana, la existencia de una tablilla con los signos llamada Nya ti wala, constituye, como en el Kómó, “uno de los bienes intelectuales más preciados de la sociedad”.
Tallado en una madera rectangular, Bana kɔrɔ, se guarda en la cabaña Nya sobre un pequeño banco orientado al oeste, pero fuera de la vista. Incluye una serie de 86 signos gráficos, signos fundamentales del Nya, considerados provenientes del pensamiento de Klɛ, el Dios Creador.
Dieterlen y Cissé 1972:79, continúan diciéndonos:
“La génesis de los signos expresa el rastro de la creación divina, la formación del cielo y la tierra, la formación de los ‘primeros antepasados’, el descenso del Cálao a la Tierra, y demás. Y a diferencia de, al parecer, la serie Kómó, la serie Nya sigue, al menos en lo que a la primera grafía se refiere, el orden de sucesión de eventos míticos que conocemos. Así, el signo Sefɛlɛ asignado a los ‘primeros antepasados’ está en la parte superior de esta serie y el asignado a los antepasados de la segunda generación o Sefɛ está en segundo lugar”.
génesis de los signos
Esta génesis de los signos nos sumerge en el misterio más remoto de la formación del Yapɛrɛ, porque, para los Minianka, los signos del Nya, surgidos del pensamiento de Klɛ, son por tanto previos y preceden a la creación delYapɛrɛ constituido por ellos. Los 86 signos gráficos de la tablilla corresponden uno a uno a los 86 Yapɛrɛ de la ‘bolsa pequeña’ del Nya.
Es por ello que, en el momento de su constitución en el bosque, todos los Yapɛrɛ son contrastados con los signos que les corresponden en la tablilla antes de ser proclamados.Este rito, realizado para cada Yapɛrɛ por el Kara mɔkɔ, maestro del Kara o círculo, asegura en el recinto del arbusto una especie de transmutación de la esencia del signo en el ser mismo del Yapɛrɛ. Esto equivale a decir que los signos del Nya, manifestaciones del pensamiento Klɛ, preexistenal Yapɛrɛ y lo traen a la existencia.
Los Yapɛrɛ se reproducen tres veces antes de ser divididos en tres bolsas para llegar, sobre la base de esta multiplicación, a la cuenta de 256, + 10, el número básico de la creación en el Mandé. Los 266 Yapɛrɛ están entonces en las bolsas como testigos de los signos de la creación de Klɛ; garantizando la duración y vitalidad perpetua a la aldea, asegurada y aumentada por los sacrificios de sangre realizados en el recinto de entre los arbustos.
Se les dice:
“Antílope, lo tuyo es similar a lo de Klɛ”.
Kongɔnyɔh
Esta imagen del antílope tiene implicaciones mucho más amplias de lo que se puede suponer en un principio y condiciona una representación relacionada con el origen de las bolsas. Porque, aquí como en la mayoría de las grandes sociedades de iniciación Bamana, las bolsas representan simbólicamente la placenta divina de la que resulta toda la creación del universo.
Las bolsas se llaman Kongɔnyɔh, ‘principio del mundo’, o Klɛ sgara, ‘placenta de Klɛ’ o, como indica el nombre de la primera bolsa, Bwɔrɔmu, ‘bolsa madre’. Los Minianka, sin embargo, tienen una forma original de explicar el origen de las bolsas Nya. Cuentan cómo los Warablew, monos rojos, antiguos dueños del Nya en el bosque, fueron traídos por el Cálao para recoger el Yapɛrɛ de entre las placentas de los antílopes que tenían grandes problemas para parir. Pero no hace falta decir que esta mítica simbología, la placenta del antílope representa la de los gemelos del Nya nacidos con un retraso considerable. Lo que a ojos de los Minianka es más cualificación que deficiencia.
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