El mito Tchi Wara
Tchi Wara, es la quinta etapa. Y sin dejar la teoría, pero como hemos hecho con las anteriores, centrémonos ahora sobre todo en lo visual. Ya hemos dicho que esta es una asociación o Tòn de jóvenes agricultores, hombres y mujeres, por separado, que fomentan la integración con el propósito de obtener abundantes cosechas gracias al esfuerzo común.
Estos tocados, que a veces son también símbolo y trofeo del éxito obtenido, reflejan esa necesaria colaboración de ambos sexos para la óptima consecución de esos resultados. Son bailados en paridad, tenida la paridad como que hay cimeras masculinas y femeninas, pero unas y otras bailadas por hombres.
El mito sobre Tchi Wara, un ser mitad antílope mitad figura humana nacido de la unión de la diosa del cielo Mousso Koroni y un espíritu de la tierra en forma de serpiente, dice que se presentó entre los humanos, usando sus astas y puntiagudas pezuñas para cavar la Tierra y cubrir las semillas. Los humanos tras observar a Tchi Wara aprendieron a sembrar y cultivar, para luego labrar sus propios terrenos, convirtiéndose en expertos agricultores.
Las cosechas de los Bamana
Tan abundantes fueron las cosechas de los Bamana, que sus graneros no daban a basto, tenían demasiado maíz para su propio uso. Dieron por sentado que a poco que cultivaran la Tierra les proveería siempre con exceso, por lo que no pasaba nada si se pudría o desaprovechaba el grano. Se volvieron holgazanes y negligentes, lo que decepciono a Tchi Wara que cavó un profundo hoyo ocultándose en lo más profundo de la Tierra.
Esto desidia de los humanos, resultó en malas cosechas y hambruna, y lamentaciones por haber perdido a Tchi Wara. Compungidos, los ancianos ordenaron que se hiciera una máscara en memoria de Tchi Wara, para solicitar su perdón y honrarlo por enseñarles cómo cultivar la Tierra.
Se han creado por ello muchos tocados elaborados en su honor, con tres formas distinguibles en función de la región en la que se produjeron, básicamente son verticales, abstractas y horizontales.
Tocados en honor a Tchi Wara
Verticales: Son por tanto más altos que anchos, y producidos generalmente en la zona de Segú, al norte, epicentro de los Bamana. La forma semeja un triángulo escaleno sobre todo por las características que dan al macho. Dentro de este grupo hay algunas diferencias sobre todo centradas en la región de Sikasso, donde dentro de los mismos parámetros, son algo más estilizados, con la cabeza humanizada y por tanto sin hocico.
Observamos en este caso que estamos ante un Tchi Wara masculino, símbolo del Sol y portador del inicio de la vida, en contraposición al de la Tierra, madre de las cosas, femenino.
Estos tocados, atados sobre la cabeza, se bailan al inicio de la siembra y sobre todo al final de la cosecha, donde se premian esfuerzos y se celebra lo obtenido tras el esfuerzo.
Tchi Wara es una sociedad agrícola que fundamentalmente ofrece sus funciones en el momento de la siembra y sobre todo al finalizar la cosecha. Su emblema más habitual es un tocado con forma de antílope, en este caso macho, animal mítico, que trasmitió al hombre los conocimientos sobre la agricultura. Tchi significa ‘trabajo’, y Wara ‘animal’, con lo que una traducción sería ‘el que trabaja como un animal’, león, burro, o cualesquiera otro.
Propósito del Tchi Wara
El propósito de esta asociación es fomentar la cooperación entre los miembros para conseguir una exitosa cosecha. Normalmente emparejados, hombres y mujeres, lo masculino y lo femenino, el acoplamiento de las máscaras nos habla de fertilidad y abundancia.
El macho representa el sol, y la hembra la tierra, los cuernos del macho se representan con una elegante curvatura, siendo rectos los de la hembra, que a veces porta crías sobre el lomo.
En su abstracción esta cimera engloba al antílope, que trasmitió el conocimiento sobre la agricultura; el zorro, la sagacidad e inteligencia; el armadillo, involución contra conflictos y eficaz plaguicida; la serpiente, ser benéfico y símbolo del agua.
Abstracto: Es el estilo que se da en la zona de Bouguni, al sur, donde la mezcla de animales y la manera de plasmarlos en una misma talla, les da un aspecto peculiar.
Son cimeras pertenecientes a grupos de edad juveniles, Ton, a las que se conoce como Sogouni que no tienen carácter religioso.
Sogouni Kun o ‘pequeña cabeza de antílope’ son igualmente cimeras Tchi Wara para bailar.
Estos enmascarados Sogouni kun llevan este peculiar estilo de cimeras, talladas en el estilo relativamente abstracto de la zona Bamana del sur, en la región de Bougouni. Los cuernos de antílope de las crestas se han combinado con la cabeza y el cuerpo de un oso hormiguero símbolo de resistencia y fuerza, a veces un armadillo, e incluso un zigzag simbolizando serpientes. A veces presentan figuras humanas, tal vez alusivas al andrógino Faro, deidad de la creación, de lo tangible, lo material.
Bamako
Horizontales: Son las cimeras creadas en la zona de Bamako, también al norte.
N’Gonzon Kun es otro tipo de cimeras Tchi Wara ‘horizontales’, en contraposición a las anteriores que son verticales, utilizadas por ciertas agrupaciones Ton de jóvenes circuncidados y los voluntarios del Gonzon en la región de Kangaba.
Según Alisa LaGamma, 2002: 109:
“Los tocados en este estilo […] han sido designados por Zahan como Tchi Wara ‘horizontales’, la tercera de las tres categorías de tocados Bamana. Atribuye este corpus a la región de Bélédougou, que está al norte del río Níger, pero Imperato sitúa el estilo un poco más al sur en la región adyacente de Djitoumou. Imperato señala que algunas aldeas patrocinaron actuaciones de tocados abstractos verticales Sogoni koun, pero también poseían Tchi Wara horizontales, a los que se referían como N’Gonzon koun.
Durante la década de 1990, esta atribución fue corroborada por Stephen Wooten, quien documentó representaciones de obras comparables en un pueblo a unos cuarenta kilómetros de Bamako. Wooten enfatiza la vitalidad continua de las danzas en las que obras como estas todavía se realizan para celebrar e incluso promover el éxito de los esfuerzos agrícolas de una comunidad”.
Alisa LaGamma
Ella continúa, ibíd.:110:
“Los tocados de este tipo se distinguen por sus cualidades formales, así como por su construcción idiosincrásica. Todos los demás géneros escultóricos Bamana relacionados son monoxílicos, tallados en una sola pieza de madera, pero estas obras se tallan invariablemente como dos unidades separadas, la cabeza y el cuerpo, que posteriormente se unen con grapas de hierro, clavos en forma de U o collares de metal o cuero unidos con clavos, como se ve en el tocado actual.
Zahan propone que debido a que este enfoque bipartito no fue el resultado de la necesidad técnica, refleja una intención simbólica subyacente, tal vez relacionada con la idea de unificar dos elementos separados en un diseño coherente y equilibrado”.
Existe una variante, de la que no conozco fotos, la Kunin N’Gonzon koun, bastante rara, en la que se ve situada en primer plano, una figura humana de pie sobre la cabeza o los cuernos del antílope. Las mascaradas Tchi Waraen las que se usaban tales tocados a menudo enfatizaban la dualidad ‘hombre mujer’; pudiendo ser curioso observar esta dualidad en el sentido de que mientras que la figura fuera femenina, el antílope lo fuera masculino, o viceversa.
Bibliografía
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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