Introducción
Contrariamente a otros pueblos africanos a las gentes del Reino Kongo no se les veía mucho apego a utilizar máscaras. Tal vez la pronta cristianización o tal vez todo el proceso por el que los blancos les hicieron pasar: colonización, conversión, esclavización, esquilmación… dio paso al miedo y no pasó como con los fetiches, que pasaron a ser interpretaciones ‘sui generis’ de los mártires y así aceptados.
Tal conjunto de pueblos o pequeños reinos, conquistados o aunados, por muchas relaciones o tiempo que hayan pasado juntos no dejan de tener cada uno su particularidad, que suele ser estética pero no funcional, básicamente se pretende identificar al clan o pueblo.
Ciertamente, una vez identificada la procedencia, se tiende, como con todas las del resto de África, a personalizarlas: jefa de matriclan, jefe, herrero, médico, adivina, o florista. Exactamente igual que hacemos ahora con los carteles de nuestros comercios. Nadie entra en una panadería, buscando un destornillador. Es por eso que cuando puedo siempre digo que ellos, inventaron el marketing.
La máscara ngobudi


Ngobudi son las mascaras que identifican a los sacerdotes, hombres o mujeres, expertos y autorizados en hacer rituales y adivinos, los nganga diphomba.
La máscara ngobudi de la derecha, nos muestra una mujer con estas atribuciones. Vemos en ámbas rasgos realistas y una expresión serena, y algo que guarda oculto incongruentemente, pues ngobudi significa algo pavoroso, un espíritu o poder que infunde pánico. El blanco, el color base de estas máscaras, simboliza los espíritus de los que han muerto y se asocia también a todo lo que tiene que ver con un nganga, como la justicia, el orden, la verdad, la sagacidad y la invulnerabilidad.
Él o la adivina nganga diphomba, ejerce un papel importante en la sociedad kongo, pues se deposita en ellos el poder de controlar, detectando y castigando, a los brujos y sus hechos, tal vez lo más temido entre los kongo, y prácticamente en África entera, a los que se atribuyen males como la sequía, la consecuente hambruna, los accidentes, sobre todo los de caza, y los crímenes.
La sociedad de adivinos usa dos tipos de máscaras para identificar y castigar a los hechiceros, la de hombres, con barba, y de mujeres, a veces con moño, que evocan espíritus de antepasados. Fotos cortesía del Meet.
Tienen y usan un sortilegio llamado kundu con el que detectan a los brujos e inadaptados, contrarrestando las maldiciones de unos y enmendando a los otros. Aunque no siempre sea un nganga quien lo efectúe aunque sí debe estar presente, bailan dentro de la sociedad Ndunga en cuyos rituales pintan sus cuerpos, se colocan una máscara, se visten con una falda hecha de plumas de turaco u hojas de plátano enlazadas que sujetan con un cinturón de campanillas de metal.
La sociedad ndunga
Ndunga da nombre a la sociedad y también al hombre enmascarado. Hombre, siempre, pues es una sociedad masculina con origen en la costa atlántica donde se asentó el antiguo reino de Ngoyo. La sociedad ndunga desempeñaba un importante papel político y ritual, dedicándose a actuar como una especie de policía secreta, responsabilizándose sus integrantes en mantener el orden, la estabilidad política, hacer cumplir las leyes y rastrear a criminales como ladrones, hechiceros y asesinos. Se usaban máscaras a las que llamaban bandunga, la de la foto, para representar a lo sobrenatural y los antepasados y la voluntad de estos de mantener ese equilibrio. Su veredicto era irrefutable. Las máscaras también se usaban durante los bailes que se celebraban en los funerales de personas de alto rango. Aún se mantiene la sociedad ndunga aunque más con un aspecto folclórico y lúdico, su antigua función ya no se considera tan necesaria. Foto del Museo Royal Albert Memorial.
Estas máscaras parece que también se utilizaban por la sociedad Khimba en los rituales de iniciación de adultos, en los que parece también participaba el nganga diphomba.

Las máscaras como vemos simbolizan la diversidad de manifestaciones culturales tanto en los kongo, como en el resto de pueblos de todos los continentes. Sean para rituales de iniciación o paso, religiosos, funerales, conmemorativos, fertilidad o identificarse. Ellas están en el epicentro de la identificación de los pueblos con sus antepasados y sus tradiciones, poseyendo significados que sobrepasan la frontera de su valor estético.
Análisis
Al analizarlas brevemente como hemos hecho, vemos que enfatizan tres esferas que se complementan, las cuales buscan interpretar los conceptos y sentidos de los usos de las máscaras, son: el teatral, el espiritual, y el político.
- El teatral que busca el modo de cómo atraer, concienciar y convencer.
- El espiritual que imparte los conceptos místicos de los espíritus que albergan.
- El político porque regula la manera de cumplir los preceptos tradicionales que esos espíritus manifestaron.
A partir de ese breve panorama, es posible percibir la complejidad de la expresión artística de las máscaras africanas. No es, tanto, porque nos las desvelaran grandes nombres de las artes plásticas, como Pablo Picasso, Henri Matisse, André Derain o Jacob Epstein, que pocos fuera de nuestro interés saben que las poseyeron. No son admiradas por el ‘descubrimiento’ de estos prohombres del arte, indiscutibles por otra parte, sino que ellos las utilizaron aún sin saber de su funcionalidad, sino como base estética de la que partir simplemente.
Parece que veían un nuevo modo de expresar, aunque no prestaran ninguna atención ni donde ni por qué se hicieron. Esta influencia del arte africano en los movimientos de vanguardia europea es como si estuviera aislado de vínculos artísticos e historia propios a pesar de que ambas están obviamente entrelazadas.
Máscaras de los pueblos del Reino Kongo
No quiero terminar con las máscaras sin mostrar algunas de los distintos pueblos que componían el Reino Kongo.






Las mascaras Vili y Yombé presentan rasgos realistas como las orejas, esculpidas delicadamente y mostrando los dientes afilados en punta, símbolo de belleza y carácter, aunque las segundas puedan presentar alguna que otra línea.
Las mascaras de los Woyo sin embargo muestran decoraciones geométricas y están generalmente recubiertas de pigmentos. Vemos en la última foto de más abajo, una curiosa máscara kongo, de marfil, representando a un chino.



Lo conceptuado como Arte Africano necesita ser percibido a partir de sus valores míticos, dentro de lo ilógico de un mundo que se vuelve mágico; es la lógica de ver lo invisible del encantamiento, en la creatividad visible. En ese mundo mágico o fantástico, el portador de la máscara en un ritual no sólo representa a Dios, él es, para sus semejantes, el propio dios. Él trasciende, así, su propia identidad y se transforma en un ser espiritual poderoso.

Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
Deja una respuesta