Las figuras Vuvi
Son muy raras las figuras Vuvi que normalmente guarda el nganga, el médico o brujo. Las hay de dos tipos, las que utilizan las mujeres en los rituales de paso, para enseñarles la manera de tener un buen parto o las de relicario, que no dejan de ser funerarias.
En la figura de la izquierda vemos que sobre el vientre y agarrado como si no quisiera despegarse, un niño. Creo que claramente es del primer tipo.
La de la derecha, también una mujer, del otro, que se utilizan para recordar al fallecido que tanto se quiso o a aquel ilustre antecesor que tanto hizo por nosotros. Sea como fuere en este caso y como el resto de los pueblos del centro de Gabón son guardianes, de uno u otro tipo, de los fallecidos relevantes.
Y qué padre madre o hermano no lo es.
sagrado culto de Mombe
Por ello pertenecen al sagrado culto de Mombe, y por eso todos presentan una oquedad, en la espalda o a la altura del abdomen, lugar este donde ellos creen que esta el corazón espiritual, donde depositan alguna reliquia que le perteneciera. He de confesar que no sé que atribución quisieron darle a estas figuras.
Ambas figuras estaban dentro del conjunto de piezas de Gabón que adquirí en 1972 a Rita Suchard, que por aquella época, de Londres quería trasladarse a Finlandia con su marido. Junto con las máscaras, han formado un conjunto que he tenido el placer de exponer allá por donde se me ha invitado.
Se sabe de máscaras que durante años figuraban como Vuvi en sus cartelas siendo Tshogo y de máscaras Vuvi que las tenían como Tshogo; y se sabe que esas grandes y conocidas colecciones museísticas las exhibían así, al principio por la atribución errónea dada por el recolector y después por que de alguna manera y a sabiendas, se ampliaba y daba importancia a esos museos. Eso ha pasado y sigue pasando en muchas colecciones de diversas temáticas y eso sin tener en cuenta las falsificaciones*13.
* Nota 13: Falsificaciones entendidas no como copias o piezas recién hechas sino que abundando de unas se las retocaba hasta semejar de la etnia vecina .
Antropología en una colección de arte africano
Antropológicamente es obvia la mayor importancia para una ‘colección genérica’, tener 50 maternidades de 50 pueblos distintos, que tener 100 maternidades Kongo por ejemplo. Otra cosa puede ser, coleccionar solamente maternidades Kongo de todos los clanes y o épocas y si se puede, ambas.
Realmente es complicado discernir a simple vista si la máscara es Vuvi, o Tshogo. Las diferencias a veces dejan de ser sutiles, para hablar claramente de imposible.
Como no lo somos ni soy, no intentaré sentar cátedra, he puesto en las muestras las piezas que entiendo, así como mi entorno, que se puedan atribuir claramente a este pueblo del que aquí hablamos, los Vuvis, Ba’Pové o Buhbis entre otros nombres.
Eso no es óbice para que digamos que ambos, ya en el siglo XVIII, se documenta que vivían en los mismos poblados o aldeas, se casaban entre sí, practicaban idénticas creencias y se regían por las mismas reglas. Realmente los Vuvis parecen ocultos o protegidos por los más numerosos Tshogo y sentirse a gusto en esa posición. Para aumentar la confusión, decir que hay evidencias de que además realizaron ‘guardianes de relicario’, para los que tallaban una especie de bustos relativamente naturalistas para proteger las reliquias de determinados antepasados, con ciertas similitudes a los que hacen pueblos cercanos.
Las cejas formando la figura de una ave volando es una gran característica. La cara cóncavoconvexa de la cabeza, la nariz triangular, los ojos almendrados y la boca y el peinado de la cresta transversal también se encuentran en otros objetos, como en las figuras sueltas, los bajo relieves de sus paneles o los asideros de los gongs.
Personas Vuvis con sus máscaras
La sorprendente desconexión entre las divisiones de la superficie pintada y la forma tallada subyacente, fascinó de entrada a los occidentales que se interesaban por este aspecto del arte africano en esta región. Claro que la falta de interés del occidental por el conocimiento del contexto fue tal, que cuando estas máscaras se exhibieron, concretamente con la primera que se exhibió en el Museo de Trocadero o del Hombre, en la ‘década de 1950 en Francia’, se identificó como proveniente de otra parte de África, no poniéndose de acuerdo si de Burkina Faso o de Angola, tal era la falta de interés.
La investigación posterior atribuyó este tipo de máscaras a los pueblos Tsogho al ver que ellos si mostraban en esa región caras divididas en zonas por colores.
El Smithsonian nos dice que :
“Un escritor estadounidense que visitaba una aldea de la zona en la década de 1860, quedó impresionado por el trabajo decorativo en las puertas de muchas de las casas y comentó sobre sus complicados diseños en rojo, blanco y negro.
Se cree que la figura humana que se observa en las puertas, probablemente tenga una función protectora para con sus habitantes”.
las puertas
Es mi opinión que dado que clanes de diversas etnias podían estar relativamente cerca unos de otros, estas hojas de ventana o puertas, además de protección, eran una manera de identificar etnia y dependencias del jefe del clan propietario del asentamiento.
También hay constancia de que las ventanas de dos hojas o paneles, que presentan el contorno resaltado de una figura humana de cada sexo, embutidas en unas líneas formando un diamante o zigzag en la parte superior, y en la inferior una sucesión de rombos tallados, se utilizaban como paneles de iniciación, enseñando sobre todo las actividades a desarrollar en la casa, los diferentes roles de cada género y con ello los deberes matrimoniales y lo relativo a la procreación, así como los básicos conocimientos de las reglas sociomorales que cada individuo debe a su sociedad.
Las figuras, individuales o incorporadas a puertas o paneles, presentan un patrón y estilo que recuerda a las máscaras; su esquema se parece al contorno de las figuras guardianas del relicario, suelen ser esquemáticas pero mucho más naturalistas que las de sus vecinos y están pigmentados de negro o rojo, aunque a veces aparezcan desvaídos.
Ebanza
Los artesanos, singularizaban la casa de los muertos donde residen sus espíritus, decorando la casa de este culto, una especie de santuario al que llaman Ebanza, con curiosas puertas, dinteles y postes tallados, en los que se aprecian distintos motivos geométricos y figurativos hendidos como bajo relieves, alusivos a dicho culto, que terminados y en cada ceremonia, recubren con pigmentos blancos, dejando el plano liso y oscuro, alusión al mundo del otro lado.
En esta casa, los espíritus disponen de una especie da habitación o cama donde moran, son cestos de mimbre que remata y vigila el ‘guardián de relicario’, a este conjunto lo llaman boumba bwiti, que se le dedica a cada difunto y que contiene algún hueso y objeto de su peculiar patrimonio y que se guardan en dicho santuario.
Se cree que en las ceremonias rituales en su honor, los espíritus, avisados por el tañer de las campanas, salen de su habitáculo y se manifiestan en las máscaras durante los ritos nocturnos de llamada del espíritu Moghondzi, el del precursor, y al que se aúnan los de los sucesivos difuntos y que podemos también encontrar escrito como Noghondzi o Migondzi. Aparecen también incorporándose a sus máscaras, durante los funerales de personajes influyentes, para acompañar al nuevo integrante del ‘mundo del otro lado’ para que su tránsito sea tranquilo.
mokenge
Los Vuvis, como casi todos los pueblos de Gabón muchos de Camerún y otros de la República del Congo,hacen campanas de metal con una especie de mango o asa antropo o cefalomorfa por donde asirlo, que llaman mokenge, que utilizan para despertar y llamar a los espiritus y ancestros.
La información al respecto que incorpora el Brooklin Museum nos informa de que:
“En Gabón, el gong también es una de las insignias de la membresía en una asociación profesional masculina conocida como Evóvi entre los Vuvi y Tsogo. Los miembros de este grupo participan en múltiples funciones como jueces, abogados, diplomáticos y oradores. Sus emblemas distintivos no solo identifican a estos individuos como miembros de la asociación, sino que también potencian sus gestos y pronunciamientos. El sonido del gong simboliza el latido del corazón de un hombre. El mango de madera, que puede representar una figura o una cabeza de una o dos caras, representa al ser mítico Kombe, un ser masculino que se asemeja al sol, fuente de vida y juez supremo”.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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