Las máscaras Bamana
Sabemos algo más de en qué consisten las seis etapas de iniciación, pasemos ahora en el mismo orden a intentar entender cómo nos hacen llegar visualmente esas ideas y conceptos en sus máscaras.
Ya hemos visto que hay una manera genérica de ver algo que inmediatamente reconocemos pero que luego cada cual hace suyo. Todos los policías son identificables en cualquier país aunque sus uniformes, insignias o coches difieran en colores o logos.
Jow es el compendio del conocimiento necesario para quien quiera conocer y saber los porqués y paraqués de su existencia y así, ser un individuo apto para integrarse en la sociedad Bamana. Entre otras, este conocimiento se enseña por orden en el N’Tomo, Tchi Wara, Komo, Kono, Nama y Koré, esas etapas que vimos antes.
Se articulan por rangos de edad, rangos a los que llamamos hermandades, pues es lo que acabarán siendo al final, hermanos.
Todos los hombres Bamana, reciben instrucción religiosa y social. En cada una de estas etapas se revelan y amplían los conocimientos sobre el ser humano y el universo. El objetivo final es liberar al humano de su Wanzo, ‘ceguera interior y de la mente’ y en todo lo que se refiere al propio conocimiento, pero también a superar los inconvenientes, como las malformaciones físicas, descartar lo impuro o abyecto y al mal en general.
Origen Mandé
Kun entre los pueblos de origen Mandé significa realmente conexión o puerta aunque los primeros misioneros colonos y etnógrafos tradujeron como máscara. Una máscara es lo que vemos nosotros, es verdad, pero para ellos son el medio de conexión, la puerta que, al abrirla en la danza, les permite recibir los consejos o enviar las solicitudes a las fuerzas o espíritus del más allá. Es ese móvil que hace posible que seres extracorpóreos situados no se sabe dónde pero allá, se comuniquen con nosotros los corpóreos que estamos acá.
N’Tomo o N’Domo alude en Bamana al ‘azufaifo’, un árbol. Árbol ante el que se ofrecían los sacrificios de esta hermandad de iniciación. N’Tomadyiri, literalmente ‘elárbol N’Tomo’,hace referencia a un antepasado de los herreros creador de la sociedad, y también considerado como ‘el descubridor del espíritu humano’.
Según fuentes orales recogidas porDominique Zahan,“N’tomadyirifue el primero en tallar la máscara y consolidar las reglas de la hermandad”.
En el N’tomo se iniciaba a niños no circuncidados, de entre 6 y 13 años de edad. Antes de su acceso a este ciclo, los niños, conocidos como ‘Rocío del N’Tomo’, elegían a su N’Golo Muso, una chica de su misma edad, con la que entablaban una singular relación de amistad.
N’Golo Muso
Esta N’golo Muso seguía la preparación de su ‘amigo’, que iba evolucionando a N’Tomo De o ‘N’Tomo de los Rocíos’ pues De es rocíos, así en plural, dedicándose la muchacha a aprender a cocinar para preparar la comida que ambos ofrecerían en el festival anual de N’Tomo, a lo que el muchacho, N’Tomo De, se comprometía a cuidarla y hacerle regalos. Esto normalmente y como se puede entender, bajo supervisión y acuerdo de sus madres.
Aunque los maestros y ancianos daban consejos e instrucciones a los niños, no intervenían, ni entraban, al recinto donde los chicos estaban aislados, pues nadie circuncidado podía entrar. Al incorporarse, elegían de entre los más mayores a uno que ejerciera como jefe, así como a un segundo de este y dos asistentes más. Luego designaban a aquel que portaría la máscara o N’Tomo kun.
Las actuaciones del enmascarado N’Tomo kun, se llevaban a cabo en el recinto de iniciación donde estos muchachos procedían a su educación, pero cuando la siega había terminado y la estación seca se había iniciado, dando oportunidad al festival anual de N’Tomo.
En los días y semanas anteriores a la ceremonia, los iniciados acudían a las zonas de trilla del mijo, los cruces de caminos donde había altares a Kru, el Señor Bola ‘desentrañador de encrucijadas’ y a aquellos otros lugares donde sabían se reunían los aldeanos, con el objetivo, ritual, de conseguir donaciones.
Máscaras bamana de entretenimiento
trilla de mijo, cuya superficie durante la estación seca estaba ya despejada, y sobre la que la máscara imitaba un coito; y la segunda, N’tomo Do, iba acompañada de canciones que: “…comparaban al espíritu humano con la belleza de las flores”.
Esto hay que saberlo entender, en la primera danza, Téré, obviamente, los niños ya han visto copular animales pero es el momento de ir enseñándoles cómo y para qué sirve el acto de procrear, no solo descubriendo los cuerpos y las diferencias de cada género, sino porque en nada también serán ellos los que se encargaran de pastorear el ganado. En cuanto a la segunda, el Do, los espíritus de los humanos son tan diversos y hermosos como pueden llegar a serlo las flores.
No creo que en entornos naturales, se encuentre mejor comparación. Hoy en día la actuación de estas danzas, se ha reducido a la participación en actuaciones del importante festival del Sogow Bo, donde entre los títeres y las marionetas, entretienen las máscaras a la concurrencia, sobre todo a los infantes y cómo no adolescentes, con gran algarabía, a pesar de que ya ellos también conocen qué es Disney.
Es curiosa la definición que D. Zahan nos dice que ellos dan a la máscara N’tomo:
“No se parece en nada a ninguna cosa conocida, es una especie de ‘ser con garras y cuernos’, que está prohibido definir”.
El enmascarado, siempre con su látigo en la mano, cubre su cara con una máscara tallada, llevando todo su cuerpo cubierto con un atuendo al que llaman Dloki. Este atuendo se compone de una camisola y un pantalón de algodón; todo él va cubierto, pies, manos e incluso nuca, deben estar cubiertos. Característico es que aunque lo normal es que la boca solo esté insinuada, antiguamente ni eso, la nariz por el contrario suele ser protuberante.
Y luego está lo de los vástagos que emergiendo verticales del frontal, tienen a mucha gente confundida por el número y el qué se quiere decir con ellos. Bien, quien, en mi opinión, sabe más de esto, el profesor Dominique Zahan, dice como preámbulo que: “Las máscaras faciales de madera con tres o seis cuernos pertenecían al género masculino, y las que tenían un peine de cuatro u ocho cuernos pertenecían al género femenino; dos, cinco o siete cuernos permitieron la identificación de máscaras andróginas”.
Y a mi entender, esto, que alguien traslada así, sucintamente, sin el resto de explicaciones que Zahan ofrece y en las que se explaya, necesita de más explicaciones para comprender qué quiere decir. Veamos.
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