Las Mboko
Recuerdo lo que se me contó sobre estas figuras y allá por los 70, yo contaba:
“Los misioneros que nos visitaban buscando seguidores… decían que les habían contado e inclusive alguno había visto estas piezas a la puerta de ciertas chozas, donde algunos de los que pasaban dejaban a su lado quién unos huevos, otros una gallina y algunos más otro tipo de comida y bebida. Que la gente lo hacía porque aunque del pueblo, la figura se colocaba para que se supiera que esa mujer había enviudado y como no tenía quien le ayudara, el pueblo se ocupaba de ella, que las llamaban Kabila, que quería decir menesterosa o necesitada. “
túkula
Algún otro más anciano abundaba en ello y remarcaba que algunas de ellas, para corresponder y dado que era muy utilizado, ponían polvo de esteatita amalgamado con aceite de palma y que incluso cuando podían incluso lo hacían con túkula, el polvo rojo tan solicitado y caro.
Que era tal el éxito que algunas de estas populares figuras tenían entre quien se impregnaba con esos untes y veía cumplidas sus esperanzas, que acababan en manos de curanderos que las utilizaban en rituales de sanación; y que Kabila significa ‘hija del espíritu’, dando a entender que al igual que la cariátide del asiento aún representando una mujer refleja el espíritu del rey, estas figuras de mujer reflejan el espíritu del esposo fallecido, y que eran muy demandadas en los momentos previos al parto, situándolas a la entrada de las chozas”.
También ellos decían que se debía en español escribir m’boko, con sedilla tras la M o N, porque ellos al pronunciarlo separaban claramente esas letras del resto. Excepto los clásicos, los idiomas no eran lo más fuerte entre nuestros estudios.
Mijibu wa Kalenga
Las Mboko, ahora los expertos que saben, dicen que:
“Estas figuras son propiedad de los jefes y adivinos para honrar y recordar el papel crítico que desempeñó el primer adivino, Mijibu wa Kalenga, en la fundación de la realeza”.
Estos personajes las mantienen en sus puertas, y efectivamente las cazoletas están llenas de mpemba, el polvo blanco sacralizado previamente, color al que se asocia con la verdad; lo limpio, material e inmaterial y el mundo de los espíritus sin el que es imposible contactar.
los Kilumbu
Por lo general, estas figuras son de uso exclusivo de los Kilumbu, adivinos reales de Bilumbu que las usan como oráculo y receptáculo para la ‘esposa de su espíritu poseedor’, y que con su uso se decían capacitados para ser poseídos por los espíritus reales, o Vidye.
Aunque en la mayoría de estas figuras con cuenco se representan mujeres, el artista de la foto del que hemos visto otra de frente de ese mismo instante, está esculpiendo una figura de cuenco masculina que luce el tocado de cuentas Nkaka y sostiene su propio Mboko o calabaza divina. El tallado de tales objetos rituales se considera solo la primera fase de una serie de modificaciones estéticas que sufrirá la figura, desde la consagración por un especialista en rituales con mpemba, la tiza sagrada, hasta la fijación de cuernos que ‘otorgan’ de poderes motrices a la figura.
funciones de las Mboko
A estas figuras, sentadas y con un cuenco, que ahora conocemos como Mboko, se les atribuyen las funciones de ‘la portadora de la vasija’, que aunque difieren entre unas y otras zonas Luba, siempre tienen que ver con la adivinación y la sanción.
Cuando un jefe toma posesión del cargo la primera esposa le da una calabaza sagrada con tierra blanca, el caolín, mpemba, uno de los símbolos del poder. Ellas, como antepasadas y fundadoras femeninas de clan, también se consideran como la morada de los espíritus que deberían ayudar al adivino a curar al paciente.
Como ya he dicho, anteriormente a estas figuras se las denominaba Kabila, la mendiga, pues dado que a su alrededor, los lugareños que pasaban, le dejaban artículos como huevos, mijo, cerveza y ocasionalmente una gallina, los occidentales pensaron que era eso, una mendiga. En la actualidad, vencidas las reticencias o eso al menos queremos pensar, parece que esos nombres encubrían otra certeza, en realidad esa pieza era Kitompa Kya Muchi, ‘el tazón de madera revelador’, objeto muy peligroso y solo manipulable por el adivino superior.
Tengo la impresión, solo una impresión y muy personal, que o hay dos tipos de figuras similares, o que las Kabila más relevantes al final acabaron siendo Mboko.
a .- Colección jj andreu. Si alguien la tiene que sepa que me ha sido robada | b .- Museo Stanley. Universidad de Iowa | c .- Mary ‘Polly’ Nooter Roberts 1959 13 septiembre 2018 lacma Los Ángeles UCLA |
Hylan Booker
Hylan Booker, el prestigioso artista afroamericano, visitando ‘Sahping Power’ la exposición realizada en el LACMA con piezas del Tervuren refiriéndose a la Mboko del Maestro del Buli publicó lo siguiente:
“…me encontré con la Figura del Tazón que contiene tiza (mpemba), la sagrada sustancia blanca de la iluminación. Pensé en que cada adorno representaba una expresión sagrada profundamente personal, peligrosos maleficios de encantamiento. En este mundo, los miembros de Mbudye junto con los jefes beberían vino de palma y otras pociones secretas en los tazones y tazas de la ceremonia Kiteya, la pipa echaría humo, los genitales de la figura muestran las complejas relaciones sociales y ancestrales que incitan a la mutación personal.
Los espíritus de la tierra aparecen tallados con forma de lagartos en las tapas de los tazones. Los cuernos de antílope, ennegrecidos por el humo, llenos de sustancia medicinal para estas figuras espirituales, del Bilumbu, tenían un poder trascendente de motricidad, no solo pensado o mirado, sino con poder para viajar al más allá.“
Joseph Conrad
Había lanzas reales, bastones de oficios y hachas ceremoniales, que proporcionan metáforas para ‘romper un camino’. ¡Cuán necesario!
África, un mundo llamativo, como magistralmente muestra Joseph Conrad en ‘Corazón de la Oscuridad’, el relato de ‘los bárbaros’ en contraste con la ‘sociedad civilizada’, denso en el mito de los ‘salvajes’, esos ‘otros’, como se sugiere.
Marcus Garvey ofreció una tierra de ensueño para retornar, una tierra de contradicción triste y exótica, donde murió la inocencia.
El trabajo de Mary Roberts nos brinda una laberíntica sociedad Luba de profunda complejidad, y sin embargo, también sería un relato contrario a otro mundo trágicamente más simple, un fracaso cósmico. La nuestra fue la vergüenza de la piel y la servidumbre encadenada y la pesadilla sin fin del terror; la crueldad y la violencia eran en sí mismos un continente dentro de un continente, creando su propio clima sombrío, día tras día, año tras año interminable, implacable, hundido en el tiempo, vaciado hasta que la memoria deja de reconocer.
la sofisticación de los Luba
Me sorprende la sofisticación de la gente Luba: la complejidad, la sutileza y la naturalidad fundamental entrelazada con la espiritualidad que se basa en la tierra, y honra el misterio corpóreo y místico de la fuerza vital. Irónicamente, por una cruel deformación en la historia, nosotros, descarnados como personas, nos convertimos en la moderna encarnación del hombre existencial al que se le negó su historia.
Cuando era niño, éramos Negros. Tal vez en un ajuste constante del nombre por el que debíamos pasar; Negro, de color, negro, y ahora, afroamericano, destilaba su propia identidad formal, paradójica y esquiva. Como si fuéramos una especie de ente al que encontrar enclave.
Así que vengo a este cosmos Luba como explorador, no como progenie. Solo nuestro ADN sabe la verdad. Lo que quedaron sin amarrar fueron las voces, la energía sin trabas en nuestras caderas y cuerpos, el movimiento acrobático de un millón de rituales aún en sintonía, en ritmo, aún bailando en la sangre del tiempo.
adivino de Bilumbu
En el nuevo mundo, no habría héroe, ni Mbidi Kiluwe. La madre te sería quitada. Ninguna asociación secreta, ningún Mbudye, ningún adivino de Bilumbu que se deslice a través de las sombras, ningún indeterminado Mboko radiante, alienígenas de un universo alternativo. Y uno debe inventarse el yo a través de los ojos de las cadenas leyendo la voluntad de los espíritus, ninguna curación ni solución de problemas, ningún intermediario a la oscuridad que enfrentaron, solo el mundo precario e inventado sería suyo”.
Eso dice el prestigioso artista sobre esta pieza.
Reflexión
A mi me parece un hermoso y bien intencionado cuento, basado en la buena intención de buenas gentes, donde ante la necesidad de alguien cercano y sin cercenar su orgullo, quedamente, como deben hacerse las cosas bien hechas, sin que se sepa quien, se ayuda, y el o la ayudada, colaborando y sin poner tampoco reparos a quién lo utiliza, corresponde como puede, que es poniendo el alma; y su compromiso da resultado.
Y esta suerte de uroboro, revierte en que todos salen beneficiados, incluso los que aprovechando la coyuntura, y ante la bondad que se ha desprendido, se lo apropian para sacar partido como si propietarios fueran de los espíritus bienintencionados de los que previamente participaron; y ellos, ya preponderantes pues tienen aquello que tantos crearon, reparten a su vez moralejas que aunque sabidas, si bien contadas, parecen palabras de grandes espíritus. El sempiterno cuento de la mendiga que llegó a reina.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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