Kasolwa o Nzappazap
Una rotunda herramienta. Su destino asusta tanto como asombra. Si poderosa es la hoja no lo es menos el mango. Son dos en una sola arma. Insinúa tanto que su sola presencia hace reflexionar propiciando el acuerdo antes de comprobar su efectividad. Y si la imaginación se vuelve truculenta, la sensibilidad se emociona al visualizar cómo se realizó su factura.
Cómo se fundió el hierro, cómo se le dio formas impensadas antes, donde por el filo todo es armas y peligrosas. Y la hoja, en la que sobresale la cabeza y a los lados dos aguerridos guardianes que en armónico baile, se entrelazan queriendo ser uno, voluntad y lealtad al rey, pues de él es el objeto.
Y el sólido mango de dura y consistente madera con el que ya se podría abrir una cabeza, ergonómicamente adaptado para que soporte tensión y presión, adornado además con una banda de cobre, que raro y por ello caro, habla de opulencia y comercio, pues mío es el territorio al sur del Zambeze donde se produce. Exhibida en el Metropolitan.
R. D. del Congo
Aunque los que aquí se presentan son Luba, estos elementos se emplearon como símbolo del poder real al sureste de la actual R. D. del Congo y el norte de Angola. Vemos una muestra de elaboradas y diversas versiones de herramientas cuya función es más la de un cetro como ejerciente civilizado y culto que de un conquistador. Son ejemplo del esotérico saber que se otorga a aquel capaz de domeñar el hierro, algo que a la vez aporta un halo sobrenatural al valedor.
Entre los luba, Nkole es un título honorífico que encabeza el nombre del individuo de cada genealogía. Literalmente significa ‘los esencialmente poderosos’. Lo utilizaron los tres más antiguos padres y de ahí lo tomaron el resto de clanes.
Los jerarcas Luba debían encontrar en su genealogía algún ascendente reconocido propulsor de la forja y sus obras. Las creaciones metálicas cohesionaban y reforzaban las dinastías, sugiriendo que ejercían el control sobre los procesos de creación y transformación. No se dejaba nada al albur, de manera que los mangos de madera de estos elementos reales solían estar profusamente decorados, con exquisitas tallas o chapados con metales preciosos o pieles de animales poderosos.
Material de esta herramienta
Estas ‘herramientas’, pues son de hierro y útiles, en realidad eran emblemas de estatus, se llevaban sobre el hombro aún las del tipo de la de la primera foto. Aunque en ellas, yo no sé cómo, pero se distinguía el rango, los titulares de ellas cuando las llevaban se veían obligados en determinadas ceremonias a bailar en público. Objetos de este tipo se han encontrado en excavaciones arqueológicas en la Depresión del Upemba datados en el primer milenio.
Esto da idea de la antigüedad del orden político establecido que permitió la complicada tecnología que conllevaba la metalurgia. Las hachas reales muestran referencias a la herrería como una tecnología de poder transformador, que se dice les enseñó Kalala Ilunga, su primer rey sagrado a los Luba, fabricando él un hacha y explicando su uso.
- a .- Hacha, Nzappa zap o Kasalwa propiedad de la Christa´s Gallery
- b 1. 2.- Hacha atribuida al Maestro de Warua, aldea de Kalun Dwe, región de Kikondja
- c .- Hacha exhibida en el Museum of Fine Arts de Houston
- d .- Azuela o Kibiki, subastada por Sotheby´s
- e .- Kasalwa o Nzappa zap perteneciente a la Universidad y Museo de Florida, presenta escaras del estilo del subgrupo Ntapo.
- f .- Vemos en esta foto de Thomas Q. Reefe de alrededor de 1970, recuperada por Mary Nooter Roberts, a una mujer que resultaba ser la encarnación del Rey Kasongo Niembo, muerto en 1933, al residir en ella el espíritu Mwadi. Vemos sobre su hombro izquierdo una Kibiki que al haber sido propiedad de dicho rey, ella tiene que llevar.
Rey Luba con su Kibango
los mikanda y kibango
Hemos visto como los mikanda y kibango, reposacabezas y báculos, eran de suma importancia en relación con las creencias en los sueños proféticos y el culto a los antepasados. Pues era sabido que durante los sueños se trasmitían los mensajes del otro mundo. Por lo que no era extraño que el reposacabezas que nos acompañaba al dormir estuviera adornado con dos tallas femeninas, consideradas sacerdotisas.
El Kibango, báculo Luba, en manos de reyes, jefes de aldeas o dignatarios de las cortes por lo general, también solía presentar esas dos figuras femeninas talladas emparejadas. Cuando sólo había una figura en ese tipo de pieza representaba a un reye fallecido cuyo espíritu ‘iba’ en el único sitio en que aceptaba acomodarse, el cuerpo de una mujer. Y es por esto el papel fundamental que jugaba en los procesos de investidura en época precolonial, durante los cuales la hermana y o la primera esposa del jefe le precedía con el kibango situándolo a un lado del trono.
En el solemne momento de jurar el cargo, debía el futuro, aún, rey, sostenerlo con sus manos. Más allá de sus roles como emblema de prestigio, el báculo no deja de ser, aún hoy, un documento histórico, donde su forma y diseños guardan y desvelan la historia y linaje de su propietario, es cuestión de saberlo ‘leer’ y como todo buen documento debe hacerse de arriba hacia abajo y primero por delante y luego por detrás. En la foto de más arriba donde vemos, el báculo, el hacha, los abalorios, el espantamoscas, la piel y el taburete real, leemos en realidad como si páginas de un libro fuera cada uno, los sucesos políticos e historia familiar que hasta esa fecha han concurrido en la vida del personaje como rey y persona. Es por tanto un valioso apoyo a sumar a los relatos orales y testigos de ayer y hoy, encajándolo como una parte numerada de la gran enciclopedia que ilustra la gran historia del Reino Luba.
Musenge – Copa real
En otros estudios de diversos pueblos del Congo, hemos visto qué significa musenge. Lo sé de primera mano de algún amigo de por allí, que me dicen aún lo remedan los viejos. Para ellos musenge es algo tan necesario como lógico que debería tener palabra propia en todos los idiomas. No es ‘solo’ un sitio, persona o momento, es un todo y un nada. Es lo más cercano a la felicidad, es ‘estar a gusto’, un estado, como el de Buda. Por eso tal vez es cosa de reyes y tal vez por eso a esta copa real le den ese nombre, pero entre muchos Congo, es desde el recinto real, a la madre, o la mujer. Musenge. Por lo demás ni se me ocurre añadir, menos corregir, tan solo traducir a quien realmente sabe. Y quién sabe, Mary Nooter Roberts en el catalogo de la subasta de Sotheby`s donde salió esta pieza nos dice:
“Las copas reales en forma de cabeza humana con receptáculos gemelos en la parte inferior, se encuentran entre los objetos ceremoniales Luba, o relacionados con los Luba, más raros. Hay muy pocos objetos de este tipo y cada uno se distingue por su elaboración estética. La mayoría de estos trabajos provienen de los Kanyok y grupos relacionados en el centro-oeste del territorio Luba. Esto se atribuyó, debido a ciertas características formales, a un taller ubicado en la región de Kalundwe (Felix, 1987: 48-49; Neyt, 1993: 212), ubicado no lejos del corazón del país Luba. También tiene un marcado parecido con una taza exhibida en el Museum für Völkerkunde en Berlín, adquirida en 1925 por Hermann Haberer.“
La Copa de Berlín
La Copa de Berlín y esta son muy similares: ambas tienen un peinado imponente con voluptuosos moños elegantemente estriados, ojos en forma de cauri y una lengua que emerge sutilmente entre los labios. Esta copa no lleva pasadores de metal como los que adornan la Copa de Berlín, que sirven para ‘capturar la mente’ (Roberts y Roberts, 1996, p.68, 2007, p.32). Sin embargo, el agujero hecho en la parte superior del peinado posiblemente se usó para activar la esculpida cabeza y hacerla operativa mediante la inserción de potentes sustancias medicinales que activaran el cuerpo.
Este objeto cortesano Luba fue el tema de un estudio de Albert Maesen, ex director del departamento etnográfico del Museo Real de África Central en Tervuren, quien realizó una misión de investigación y recolección en el sur de Congo belga en la década de 1950. Maesen informa que, entre los Kanyoks, los recipientes utilizados para bebidas reales son los únicos objetos que no se le permitió ver en el lugar donde se guardan los emblemas del soberano, especialmente los tronos y Los cetros. No obstante, pudo observar las cajas rectangulares en las que se guardaban las copas, pero se le informó que solo se usaban durante la investidura del soberano y en ciertas ocasiones sagradas (A. Maesen, comunicación personal, 1987).
Maesen
Maesen descubrió que las copas reales llamadas musenge también se usaban durante ceremonias en honor al espíritu de los antepasados paternos, durante los cuales el celebrante hacía una ofrenda de mandioca cocinada y el soberano entraba en comunión con sus antepasados.
El jefe y consejero, llamado Shinga Hemb, bebió vino de palma del recipiente por un lado de la copa y se lo pasó a los otros participantes que lo bebieron del otro lado. Los mismos gestos se reprodujeron después de las sesiones de adivinación o ante la aparición de una luna nueva (A. Maesen, comunicación personal, 1982).
El secreto querodea estas copas y lo limitado de su número sugiere otra posible asociación: las primeras fuentes coloniales y la tradición oral señalan la importancia del cráneo del gobernante anterior para su sucesor. El cráneo fue el vehículo
a través del cual obtuvo el poder, la bendición y el conocimiento de su
predecesor y consolidó su propio eslabón en la cadena de autoridad moral y
política.
Usos de estos objetos
La meditación silenciosa en presencia del cráneo fue una parte esencial de la investidura y algunos escritores alegan que el rey bebió sangre humana contenida en el cráneo para pasar de ser un ser humano a ser un semi-dios soberano (Verbeke, 1937 , p.59, Van Avermaet y Mbuya, 1954, p.709-711, Theuws, 1962, p.216). De hecho, el término Luba para realeza, bulopwe, se refiere al ‘estado de la sangre’ (Roberts y Roberts, 2007, p.32). Se ha argumentado que las tazas de madera talladas podrían haber reemplazado y simbolizado a cráneos humanos en los rituales importantes (Huguette Van Geluwe, comunicación personal, 1982). Sin embargo, tales afirmaciones siguen siendo una explicación hipotética de la existencia de estos objetos tan bellamente tallados como cuidadosamente ocultos.
El género
Es difícil establecer con certeza el género, si masculino o femenino, de esta llamativa cabeza. La compleja disposición del cabello sugiere, a la luz de otros ejemplos Luba, un peinado femenino. Sin embargo, los jefes y reyes pudieron usar peinados similares a los de mujeres durante su investidura, reforzando la complejidad inherente a la autoridad política entre los luba. En la cultura Luba, hay muchas situaciones en las que se confía a las mujeres la custodia de los secretos reales y ejercer otras prerrogativas y poderes notables.
Han servido durante mucho tiempo como diplomáticas, embajadoras y consejeras de sus homólogos masculinos y fueron garantes de los fundamentos espirituales del poder. Solo un cuerpo femenino se consideraba lo suficientemente fuerte como para contener el espíritu de un rey, y los altos funcionarios Luba se referían frecuentemente al rey usando lo femenino. La confusión deliberada de género permite que las características masculinas y femeninas se unifiquen, de hecho el término reinado no puede determinarse por el sexo, al igual que sucede en un contexto anglófono.
Musenge y sus características
Esta copa real tiene otro rasgo característico que denota su feminidad: muestra la lengua de manera claramente explícita. Una mujer luba llamada Ngoi Zaina dio una explicación: el lenguaje visual va más allá, indica que una mujer muestra así, que está lista para ser cortejada, casarse y tener hijos, demostrando que está en la flor de la edad (Nooter, 1991, p.250). Las esculturas representadas son con mayor frecuencia figuras femeninas adornadas con atributos de belleza al gusto Luba, que incluyen numerosas escarificaciones y elegantes peinados.
Un espíritu se sentirá atraído por un emblema real que muestre estos atributos al igual que los hombres lo hacen por las mujeres que usan adornos similares. De hecho, esta copa Luba estaba destinada a atraer espíritus irresistibles”. Mary Nooter Roberts
Esta copa, descubierta en 2013, marcó un hito en los estudios sobre la cultura Luba
Y no es sorprendente, ya que este tipo de copa con forma de cabeza humana, cuyos bordes para beber, tiene dos, están situados en lo que sería el cuello, son de los objetos de la regalía real luba tal vez los más inusuales. El ejemplar de estas tres fotos es muy similar al de la foto de encabezamiento subastado en Sotheby’s en 2010 que saliendo en 75.000 € alcanzó los 161.500 €. Esto no sorprende ahora pues a buen seguro batirá records cuando sea subastada en Octubre del 2019 en Christie´s. Creo que las reservas a pasar de lo que falta echan humo.
Una tercera está en el Museo de Berlín für Völkerkunde que la compró a Hermann Haberer en 1925, y se sabe de una cuarta al publicarse en ‘Utotombo’, Bruselas, 1988: p. 232, foto 219. Se cree que estos cuatro ejemplares de copas han salido de las manos y concepción estética de los Kanyok u otro grupo limítrofe. Según Felix 1987: 48-49; Neyt 1993: 212: “La copa de Sotheby’s se debe a un taller de la región de Kalundwe, no lejos del corazón del territorio Luba, como lo demuestran ciertos atributos formales”.
Juanjo Andreu
Profesor de Bellas Artes y comisario cientifico de arte tribal africano
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